En el verano de 2016, la presión se adjudicaba la tarea de ubicarse encima de Umtiti en un escenario tan relevante como la Eurocopa. La oportunidad de mostrarse en un escaparate valioso y, a la misma vez, la influencia de los focos. Samuel Umtiti representaba a su país en casa y por si ser anfitrión no era suficiente, su fichaje anunciado por el FC Barcelona aumentaba la expectación sobre sus actuaciones.
Francia no consiguió otorgar a los suyos el anhelado trofeo. Sin embargo, en lo que a Umtiti se refiere, logró salir a salvo ante los focos. El seleccionador tuvo elogios para el joven central: “Tiene cualidades en el duelo mano a mano, una buena técnica para salir jugando, en resumen, todas las cualidades de un defensor de alto nivel». El propio Umtiti respondió al ser preguntado sobre si se veía capacitado para rendir en un club como el Barcelona. Su contestación fue contundente y precisa, tal y como ejecuta en el terreno de juego. “Ya lo veréis”. Y tenía razón, lo hemos visto.
Samuel Umtiti no vino a ser suplente y le tomó ventaja a Javier Mascherano hasta consagrarse como titular. Se ganó el respeto. Su gran rendimiento le ha convertido en el mejor fichaje del FC Barcelona en los últimos años, lejos de apuestas que no lograron adaptarse o hacerse con su presencia en el once. Varios centrales de la casa han pasado por el primer equipo sin alcanzar consolidarse en él, probando suerte más tarde lejos de Barcelona. Así como algunos fichajes que no han tenido éxito en su paso por el club azulgrana. Entre ellos, los 25 millones de Chygrynsky, los 20 de Mathieu o los 19 de Vermaelen. El belga, que se ha encontrado con una oportunidad repentina marcada por las sanciones y lesiones, es un jugador que ha estado en un segundo plano y que carece de minutos que le permitan tener el rodaje necesario para afrontar la exigencia de tres competiciones. Una situación que evidencia que el Barcelona sigue arrastrando la problemática de disponer una plantilla formada por una defensa consistente, con garantías ante imprevistos. Algo que, a sabiendas, no ve la luz hasta que no se fractura la pareja que siempre aparece en el once de gala.
(Getty)
La pesadilla del fichaje de centrales ha perseguido al Barcelona. El club sigue sin reforzarse suficientemente en esta demarcación. Un planteamiento que otorga inestabilidad en la línea defensiva. El posible adiós de Mascherano en el mes de enero, deja a Vermaelen como única pieza de cambio, algo que no encaja en un club que aspira a lograr el máximo de éxitos a final de temporada. En estos momentos muchos recuerdan a aquellos que salieron del conjunto azulgrana, y en especial a Marc Bartra. El de Sant Jaume dels Domenys, a pesar de reunir las características necesarias no logró alzarse y decidió abandonar el club donde creció.
Las alarmas ya han sonado. La lesión de Umtiti frente al Celta significa para el FC Barcelona perder a una de sus piezas imprescindibles. Dos meses de baja que le impiden visitar el Estadio de la Cerámica y le dejan fuera del Clásico. El Barcelona se ve afectado por la ausencia del que se está exponiendo como el mejor central de la temporada. Atesora una serie de cualidades que le hacen ser el defensor perfecto que requiere Valverde. Su anticipación, su asociación y su físico, entre otras cualidades, que se combinan con su estado de forma excelso. Su rendimiento es majestuoso, con estadísticas que reflejan sus aptitudes y virtudes para ganar duelos, el porcentaje de recuperaciones y acierto de pases. Su mejor momento.
Umtiti, relevo en la dupla que formó Piqué junto a Mascherano, es un jugador en proyección. 22 años que le auguran un futuro de éxitos y crecimiento, una capacidad y habilidad natural, y un coste que, en la comparativa que ofrece el mercado, es de auténtica ganga. Un fichaje acertado del que se aprecia su ausencia con facilidad.
Umtiti, en su llegada al FC Barcelona dijo que: «Al Barça hubiera ido incluso nadando». Y ahora es el Barcelona el que puede ahogarse sin él, perdiendo uno de sus salvavidas. Sin el cerrojo de Can Barça no se asegura el cierre del hogar culé. Independientemente de si las variantes y las opciones puedan salir mejor o peor, el Barcelona va a echarle de menos. Ocho semanas que pueden hacerse muy largas. Sin duda, el Umtitismo es ya un concepto.
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