El Barça tiene pie y medio en las semifinales de la Champions. La goleada del equipo de Hansi Flick ante el Borussia Dortmund fue la consagración de la plenitud que vive el conjunto blaugrana, brillante en el juego y con la capacidad de imponer su ritmo y fútbol venga quien venga. Más allá de títulos, el proyecto del técnico alemán ha devuelto la ilusión, que se desborda por las calles de Barcelona y se concentra en la montaña mágica los días de partido.
Lo dijo Hansi en el Metropolitano, justo después de sellar el billete a la final de Copa: “Hay permiso para soñar”. Lo que diga ‘míster Flick’ va a misa, tocará soñar. Desde luego, su equipo no da motivos para hacer lo contrario. El fútbol que está practicando el Barça es el mejor de Europa; el más vistoso, el más divertido y el más disciplinado. Más allá de la magia de Lamine Yamal y Pedri, los jugadores son los engranajes de una máquina casi perfecta; sí, siempre se puede mejorar. La primera media hora del segundo tiempo de anoche lo prueba.
El Barcelona hizo lo que debía, dejar la eliminatoria encarrilada para evitar tensiones de más en Alemania; a priori, no habrá complicaciones en la vuelta. Salió muy enchufado, con un Fermín radioactivo en la mediapunta y un Frenkie De Jong más sacrificado que nunca en el trabajo defensivo. El neerlandés se hartó de recuperar balones. Iñigo Martínez y Pau Cubarsí también estuvieron muy atentos para frenar el mínimo intento de transición alemana. Jules Kounde secó a Karim Adeyemi, que fue sustituido al descanso.
De la defensa al ataque. Fases para todo, algunas de un fútbol más vertical, para la felicidad de un Raphinha que no se cansa de correr y de un Lamine que disfruta como un niño (lo es) cuando conduce el balón; y otras de más control, con Pedri siendo la brújula en la medular. Dominio constante. Si además tienes a tu ariete inspirado, lo más probable es que golees, y así fue.
Lewandowski merece un reconocimiento particular. 37 años cumplirá en agosto y ya ha alcanzado la cuarentena de dianas este curso, es una brutalidad. Una segunda juventud que le da alas al Barça y retrata a cualquiera que se atreva a poner en duda su rendimiento en algún momento. Ante el equipo que le llevó a la élite firmó el doblete más veterano de la historia en unos cuartos de final de Champions.
Guirassy fue el único que tuvo en sus pies la opción de darle vida al Dortmund con algún remate que se le marchó desviado o detuvo Szcezny. Araujo entró en el tramo final para tapar un par de disparos del rival y mantener la portería a cero. En lo que va de curso, cuando el Barça se ha desatado, no ha habido rival que haya conseguido pararle, y van unas cuantas víctimas. Esto sigue y, recuerden culers, Hansi ha dado permiso para soñar.