El Real Madrid está eliminado de la Champions League. Hay que frotarse los ojos más de una vez. Se ha roto un hechizo que parecía interminable. El Bernabéu amanecía lleno de confianza; como tantas otras veces. Se agarraba a la épica, a su escudo, al peso de su historia para repetir una nueva hazaña en su competición fetiche. El equipo blanco fue un perfecto funambulista en numerosas ocasiones; ajeno al vértigo y al peligro, sin perder su equilibrio. Ayer se rompió la cuerda, el Arsenal logró cortarla.
Mikel Arteta ha creado un bloque sólido a través de un argumento certero y trabajado. A pesar de todas las problemáticas que ha sufrido en la enfermería, el técnico donostiarra ha podido solucionar la papeleta sin que su equipo pierda la esencia de su pizarra. Sin Kai Havertz ni Gabriel Jesús, su apuesta por Mikel Merino como falso 9 ha sido un acierto. Ayer volvió a ganar sin delantero centro puro y sin uno de sus mejores defensores: Gabriel Magalhaes.
No se fio de su holgada ventaja y fabricó un plan que surgió a la perfección en todas las fases del juego. Supo leer las debilidades del rival, potenciar sus virtudes en todas sus líneas y preparar a sus jugadores para interpretar con inteligencia las oportunidades del encuentro. Efectivo arriba, comprometido atrás. Es el equipo menos goleado de la Premier League y ayer su joven zaga, en un marco tan complejo, mostró una madurez impecable.
Declan Rice empezó a vestir la eliminatoria en el Emirates y acabó de adornarla en Madrid con otra actuación soberbia. Si parecía que no podría superar su intervención en la ida, desmontó todas las predicciones. Su partido es para volver a verlo. Buyako Saka, tras una definición perfecta, celebró como Henry en 2006, en aquella eliminatoria que también cayó en manos de los Gunners ante el Madrid de Zidane, Ronaldo y Beckham, entre otros. Mikel Merino volvió a demostrar que reparte mejor que Amazon y Martinelli sentenció.
Arteta obtuvo paciencia para construir un proyecto que hoy encuentra su recompensa. No se olvidó de dónde viene: «Esta mañana he llamado a Guardiola. Si estoy aquí es en gran parte por él». Agradecido, humilde, honesto. En la estela de los líderes en la Premier durante las últimas tres temporadas, ha encontrado un escenario que considere su gran trabajo. Hoy los focos apuntan al joven entrenador, que ha eliminado al Real Madrid y ha llevado a cabo una transformación competitiva para devolver al Arsenal a la élite europea y jugar la tercera semifinal de su historia en el torneo continental. Es su reivindicación para que Europa le mire y le reconozca como merece.
