El FC Barcelona se encuentra en la cumbre del fútbol en la actualidad. La exhibición vivida en el Clásico en el Santiago Bernabéu encumbró, aún más si cabe, a un elenco de estrellas como Messi, Neymar, Luis Suárez o Iniesta. Al igual que pasara con Xavi, Ronaldinho, Eto’o o Henry otrora. Pero no todos los jugadores y todos los fichajes han tenido el mismo renombre. Para que algunos triunfen otros se quedan en el intento, y en la historia del Barça hay muchos jugadores que jugaron los Clásicos y que posteriormente serían un auténtico fracaso.
Emmanuel Amunike, uno de los jugadores más carismáticos del Barcelona, especialmente para aficiones rivales. Llegó a Barcelona en 1996 gracias a un buen Mundial y una buena Copa de África. La primera temporada de la “saeta negra” (así se apodaba él mismo) no fue mala, aunque las tres que le restarían no estuvo al mismo nivel. Se fue del Barça en el año 2000 con algún mítico anuncio de Renault, llamativos cánticos relacionados con Luis Enrique y sus saques de banda como recuerdo.
Otro futbolista que despertó mucha ilusión fue Jordi Cruyff, el hijo del, hasta entonces, jugador más trascendental de la historia del Barça: Johan Cruyff. Militó en el club blaugrana desde 1994 hasta 1996, jugó los Clásicos e incluso llegó a disputar la Eurocopa del 96’ con Holanda pero su carrera fue la eterna esperanza de la continuación de una dinastía y un apellido que nunca llegó a honrar.
Winston Bogarde, posiblemente uno de los peores fichajes de la historia del Barça. El jugador holandés fichó por el Barça en 1998 y abandonó el club en el año 2000. Fue una petición expresa de Louis Van Gaal, y al igual que el técnico, pasó por Barcelona sin pena ni gloria. El máximo exponente del “o pasa el jugador o pasa el balón”. Sus poco ortodoxos despejes y entradas hacían temblar a la grada cada vez que el balón se acercaba a sus pies.
Otro defensor que tampoco triunfó en el Barcelona fue el francés Philippe Christanval. Llegó en 2001 por un precio aproximado de 9 millones de euros como uno de los defensas con mayor proyección pero nunca llegó a materializarse tal nivel. Las lesiones tampoco ayudaron a que el esbelto central triunfase y se marchó del Barça en 2003. Actualmente posee una joyería donde sí parece que tiene éxito.
Igualmente, en el año 2001 aterrizó en la ciudad condal Fabio Rochemback como atisbo de estrella. La cruda realidad es que finalizó estrellado, 2.500 millones de pesetas (aprox. 15 millones de euros) a la basura, como otros tantos. Su fama de goleador quedó puesta en entredicho, 8 goles en dos temporadas, y su también conocida entrega alcanzó un peligroso nivel de agresividad e irracionalidad que no hicieron porque se asentara en Barcelona. Fue vendido en 2003.
Otro lugar con tendencia a fracasar a principio de siglo XXI en Can Barça fue la portería. Una de las primeras promesas de Joan Laporta como presidente fue un portero, concretamente Rüstu, en el verano de 2002. Su gran actuación en el Mundial fue atenuante de éxito, pero mucho más lejos de la realidad. En 2004 dejó el club relegado al banquillo por un jovencísimo Víctor Valdés.
Más recientes fueron los fichajes del bielorruso Alexsandr Hleb y de Jèrèmy Mathieu. Cuestionada tanto su calidad suficiente para jugar en el Barça como su precio (17 y 20 millones respectivamente) desde el día en que llegaron. Jugaron varios Clásicos, Mathieu incluso marcó un gol muy importante para la victoria en uno de ellos y formaron parte de las plantillas que lograron ganar el triplete en 2009 y 2015. El éxito deportivo consiguió maquillar las críticas y distraer la atención de dichos fichajes, suerte que no tuvieron otros años atrás y el fracaso deportivo agravó su situación. No todos los fichajes son Neymar o Luis Suárez. Estos casos y otros muchos, en ocasiones, son importantes para que las estrellas brillen. No nos olvidemos de ellos, también jugaron los Clásicos.