Uno de los problemas de que haya
tantos parones internacionales al inicio de temporada es que los rumores se
disparan. En el mercado culé, Neymar y Dembélé han estado en el ojo del huracán
estos últimos días. En este artículo nos centraremos en la posible vuelta del
brasileño. Partiendo de la base que se antoja prácticamente imposible que
ocurra, expondremos motivos a favor y en contra de su posible regreso.
La llegada de Neymar supondría un
plus de calidad individual. Nadie pondrá nunca en duda el talento del
brasileño, su capacidad para echarse el equipo a la espalda, su facilidad para
desequilibrar o su idilio con el gol. Neymar es magia sobre el verde y tenerle
en tu equipo es garantía de competividad. Su idilio con el vestuario, además,
es algo a tener en cuenta: no solo nunca se le ha cuestionado su decisión de
irse, sino que se le ha apoyado públicamente. También llegaría en la que, para
muchos, es considerada la mejor edad de los futbolistas: 26 años.
En el otro lado de la balanza
está su decisión de irse, de abandonar el barco, para liderar otro proyecto. Si
se fue para ganar reconocimiento, ¿por qué aceptar su vuelta ahora?
Para empezar, económicamente no
sería rentable ni por lo que costaría, ni por lo que cobraría ni por lo que
seguramente habría que sacrificar (Dembélé, que difícilmente gozaría de los
minutos que un jugador de sus características requiere; otras necesidades como
reforzar el central o el centro del campo por falta de dinero). Yendo más allá,
sin entrar en aspectos extradeportivos, su regreso supondría volver al
Barcelona de los delanteros, sacrificando en cierta medida el equilibrio
conseguido por Valverde. Con la ‘MSN’ los centrocampistas
tenían funciones mucho más defensivas, algo que iría en contra del fútbol de
jugadores como Arthur o Aleña.
De ser una opción real, por
tanto, el club debería apartar el lado sentimental y centrarse en pasar balance
para definir si acometer su incorporación beneficia o no a la entidad a la
larga.
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