Por primera vez en mucho tiempo, el Barcelona ha dejado de estar ligado a un tridente. Con la lesión de Dembélé, Valverde ha gozado de una vacante en la delantera que ha favorecido la competencia. Los Denis, Deulofeu, André o Alcácer se han beneficiado de ello y esto a la larga puede marcar la diferencia.
Todo aspirante a títulos necesita contar con un banquillo solvente, integrado por jugadores que ofrezcan variantes y ejerzan de revulsivos cuando el partido así lo requiera. Así arrasó el Madrid en Europa. Así, a partir de los cambios, ha ganado el Barcelona muchos puntos esta campaña.
El fondo de armario, clave
Sin Dembélé, Valverde ha podido repartir minutos entre jugadores que, de inicio, tenían complicado jugar dada la alta competencia. ¿Qué implica esto? Mayor confianza para los suplentes y ya se sabe que a mayor número de jugadores implicados mayor la posibilidad de éxito. El panorama también permite a Dembélé tomarse con calma su recuperación, sin prisa pero sin pausa y sin arriesgar más de la cuenta.
El regreso del francés en 2018 aportará profundidad y brillantez al juego del equipo. Su frescura sumada a la confianza de los suplentes será una de las grandes armas del Barcelona entre enero y junio. En una plantilla corta, es esencial tener a todos centrados. Valverde lo sabe. Valverde trabaja en ello.
Dembélé es joven y está llamado a ser una pieza fundamental del Barcelona del futuro. Con él y Messi, dos de los tres puestos parecen fijos. El tercero, actualmente ocupado por un Luis Suárez que no atraviesa por su mejor momento, en cambio, debería ser libre. Esta situación daría lugar a que varios jugadores se repartieran esta tercera pata y, por ende, todos se sintieran importantes. La competencia como arma para alcanzar la meta: ganar títulos.
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