En los barrios bajos de Nápoles destaca la figura de Ciro, con su chaqueta de cuero, sus gafas y su rapado pelón al cero. Se trata de Ciro Di Marzio, personaje principal de la serie televisiva Gomorra, una adaptación de la novela celebérrima que cuenta los secretos de la camorra y que obligó a Roberto Saviano, su autor, a vivir siempre con escolta policial. (OJO, Spoiler, no termines este párrafo si no has visto la serie). Ciro, a quien apodan El Inmortal por su facilidad para escabullirse de los problemas cuando parece acorralado, es la mano derecha del Capo de la Mafia. Poco a poco usa su ingenio para controlar la situación y manejar los negocios a su manera. La gente queda aterrorizada con solo escuchar su nombre. Ciro es frío, calculador, el asesino silencioso más letal que puede conocer Italia entera.
Pero hay otro con quien comparte nombre, que es de carne y hueso, de la vida real y que semana tras semana es la peor pesadilla de miles de seguidores que viven el fútbol como pasión. Ciro Immobile ha recuperado su mejor versión cuando ya muy pocos le esperaban. En la Lazio, en Roma, a sus 27 años, quizás la edad a la que un futbolista llega a su plenitud, Ciro Il Grande, como se le apoda desde sus mejores gestas en Turín, es el delantero de moda en Italia, lucha por el Capocannionere y es el complemento ideal de Belotti en la azzurra. Los 11 goles y cuatro asistencias en ocho partidos que lleva esta temporada le catapultan a ser el delantero del momento.
Tras un año de éxito en Pescara, con solo 21 años, donde coincidió con Verratti e Insigne en Serie B, Immobile dio el salto a la Primera División del fútbol italiano con luces y sombras. Su aventura en el Genoa no fue la esperada y el Torino, obviando que el chico se había formado y había debutado con la Juventus, decidió lanzarse a sus servicios en verano de 2013. Junto a Cerci formó una delantera letal y los 22 goles que marcó parecían llevarle al estrellato. Así fue. Debutó con la selección de Italia y los mejores clubes de Europa se peleaban por él. La rifa la ganó el Borussia Dortmund, que se dejó 20 millones de euros en el Italiano, que tenía como objetivo suplir la fuga de Lewandoswski.
Su hacer en Alemania fue decepcionante. En toda la temporada solo logró tres dianas y los teutones se lo enviaron al Sevilla, experto en resucitar futbolistas cadáver sin éxito. En el Sánchez Pizjuán tampoco lució, siempre a la sombra de Llorente y Gameiro y en enero volvió a casa, al Torino. Allí se topó con el renacer de la hoy estrella del Toro, Andrea Belotti. Ambos se complementaron, aunque Ciro no fue nunca la primera espada, y pareció recobrar visos de su mejor versión.
A final de año, la Lazio, necesitada de un ariete de kilates, sabedor de todo el fútbol que guardaba ese chico que entonces tenía 25 años y a quien con mimo se podía recuperar, decidió acometer una apuesta arriesgada pero a la postre ganadora. Ofreció 10 millones de euros al Sevilla y el resto es historia. Porque Immobile el año pasado no solo recuperó su mejor fútbol, sino que lo superó (26 goles y siete asistencias en 41 partidos) y este inicio de temporada parece imparable.
Gracias a su buen hacer, la Lazio sueña con hacer tambalear a la Juventus, cuyo reinado parece lejos de tener fin. Al menos, eso sí, hace unas semanas los romanos vencieron a la Vecchia Signora en la Supercoppa, con dos dianas de Ciro Il Grande, que ya es inmortal. El ariete se ha asentado al lado de Belotti como el delantero titular de Italia cara al Mundial y, semana tras semana, parece decidido a agrandar su leyenda. Immobile no solo marca, pues quizás su mayor virtud es la de participar en todas las facetas del juego en el aspecto ofensivo y en su derroche físico en el repliegue.
«Es el momento más feliz de mi carrera. Soy feliz por el trabajo que estoy haciendo yo y todo el equipo. Tenemos que seguir. Nunca he jugado en un equipo más unido que la Lazio».
Es el Lazio un equipo de grandes delanteros aunque de estancia fugaz. Hernán Crespo, Klose, Inzhagi, Mancini, Salas, Ravanelli, Claudio López… Es por eso, que en solo año y un par de meses, Immobile ya se ha metido entre los arietes con mejores registros. Lleva 37 goles (en 48 partidos) desde que se puso la camiseta azul celeste lazial y es posible que al término del curso ya asome entre los 10 máximos artilleros de siempre del club. Ha encontrado en el Lazio su sitio en el mundo y jamás debería salir de ahí. Crecer de la mano del equipo histórico que confió en él.
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