El que juega con fuego se suele acabar quemando. La goleada recibida en el Emirates no fue fruto de un solo día. El Real Madrid lleva toda la temporada mostrando problemas en el juego y con una actitud inusual en futbolistas de máxima clase que, hace menos de un año, eran considerados los mejores del mundo. La Champions, una competición que en la historia reciente le ha servido al club blanco como terapia, en la que siempre ha sido capaz de sacar su mejor versión incluso en los peores momentos, se le giró en contra en un rapapolvo impulsado por un soberbio Declan Rice.
El Arsenal mostró una superioridad apabullante sobre el equipo de Carlo Ancelotti. A Mikel Arteta le salió perfecto el plan y logró endosarle al vigente campeón de Europa una goleada digna de las recibidas por los mejores equipos de su admirado Pep Guaridola. Fueron 3, pero pudieron ser muchos más. Thibaut Courtois volvió a ser el mejor jugador del Madrid, y eso que pudo colocar mejor la barrera en el gol inicial de Rice, cómo él mismo reconoció. Pero, lo cierto es que antes del primero ya salvó varias acciones muy claras, apareciendo en su habitual porte milagroso de las grandes noches.
La actuación colosal del belga no le sirvió a su equipo para frenar la máquina Gunner. Declan quería un capítulo particular en la historia de la Champions. El caballo, así le apodan, se desbocó para la euforia londinense. Sus dos tiros libres, especialmente el segundo, van directos al museo de golazos de la competición. Por si no era suficiente castigo, Mikel Merino puso la puntilla con un gran golpeo de primeras enroscado, que también terminó dentro de la portería, consagrando al Arsenal y consumando la debacle blanca.
NO. PUEDE. SER.
— Fútbol en Movistar Plus+ (@MovistarFutbol) April 8, 2025El francotirador 2.0.
Otro GOLAZO de Declan Rice. #UCL #LaCasaDelFútbol https://t.co/5SkCYSNdJy pic.twitter.com/Ev1H1UORZg
En Madrid se buscan culpables, siendo Ancelotti el más señalado. El equipo rinde muy por debajo de su nivel de calidad, más allá de jugadores alejados de su mejor versión, como Vinicius, Rüdiger, Rodrygo o Bellingham. Da la sensación que al técnico italiano se le ha caído el grupo que él mismo llevó a la gloria; porque juega con prácticamente las mismas cartas, además del extra de Mbappé.
Se dice que la expresión ‘¡Que si quieres arroz, Catalina!’ tiene su origen en una curandera que creía que este cereal gozaba de una ventaja terapéutica. Pasaron los años con esta personal cruzada arrocera hasta que Catalina al final enfermó de gravedad. Familiares y amigos, sabedores de su rara fe, llegaron a ofrecerle arroz como remedio, aunque la mujer ya no tenía fuerzas ni para responder a la oferta. Tal vez pensando que la enfermedad le había afectado al oído, llegaron a gritarle a coro: “¿Que si quieres arroz, Catalina?» Guardó silencio. La pregunta pasó a refrán como exclamación que simboliza que alguien pasa olímpicamente.
La peor parte de un problema no es tenerlo, sino ignorarlo. Tuvo que estar el marcador 3-0 para que se moviera ficha desde el banquillo. La gravedad de la situación requiere de una intervención contundente que parece imposible de llegar. De nuevo, le tocará agarrarse a la magia del Bernabéu y a esa fuerza inexplicable que no sería la primera vez que aparece para salvar la papeleta. Pero, futbolísticamente, el agujero es muy profundo. Cualquier equipo está siendo capaz de dominar al Madrid esta temporada y el Arsenal lo tiene en su mano para ser semifinalista.
Periodista cubriendo la actualidad del Barça | En
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| Narrador y comentarista deportivo
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