Jugar por delante de la defensa en Italia supone ser condecorado con la muy prestigiosa etiqueta de ‘Regista’, esto es, el director de orquesta sobre el campo. Si el listón de la demarcación lo situó por las nubes Andrea Pirlo, elegante en fondo y forma, Daniele De Rossi añadió matices caracteriales dominando la zona ancha de un club tan pasional como la Roma. Precisamente en la Capitale da sus primeros pasos en la élite el murciano Gonzalo Villar, un futbolista atrevido, talentoso y lúcido que en pocos meses ha logrado conquistar a la exigente afición romanista.
La intuición de la dirección deportiva llevó al classe 1998 de Elche a Trigoria, demostrando una vez más que no existe una receta única para gestionar las etapas de la carrera de un futbolista. Es más, a menudo detectar el talento en el momento justo requiere una buena ración de coraje. Lejos de la improvisación, su llegada al club giallorosso se estudió al detalle para evitar la competencia de los grandes de La Liga —que tienden a activarse sólo cuando un jugador debuta en Primera—. Así las cosas, los 4 millones desembolsados parecen hoy un enorme acierto habida cuenta de su rendimiento inmediato en Serie A.
En una entrevista con el club, Gonzalo declaró que su amor por el fútbol viene de serie: “Me gusta jugar al balón desde que era pequeño, mi madre me ha dicho que regateaba incluso cuando íbamos a hacer la compra. Nunca me cansaba”. Quizá por eso el ‘14’ de la Roma se sienta tan cómodo en contacto con el esférico en cualquier situación de juego, también bajo presión. Su valor añadido es que a diferencia del prototipo de centrocampista made in Spain que prolifera en los últimos años, Villar aporta dinamismo y verticalidad.
Sus movimientos permiten superar la primera línea de presión; en el ecosistema táctico de Fonseca, acostumbra a ofrecerse a la espalda de los delanteros rivales para recibir el balón y distribuirlo en diagonal hacia los laterales o extremos. Se trata de un portatore di palla sobresaliente y como otros ‘Registi’ modernos, Gonzalo es capaz de combinar potencia atlética y recorrido a una indudable técnica que le permite brillar en la sala de máquinas.
Además de ‘tocar y moverse’, en su repertorio cuenta también con el valioso recurso de dividir a través de la conducción. Como apunta Daniele Morrone en Ultimo Uomo, Villar “prefiere jugar el balón en movimiento a hacerlo en estático y mantiene una actitud vertical con gran decisión. Destaca en las conducciones y es habilidoso para elegir el momento del pase al compañero desmarcado cuando el adversario le encima”.
No es casualidad que haya superado a Diawara o Cristante en la jerarquía romanista. Junto a Veretout, Pellegrini o Mkhitaryan, Villar forma ya parte del teórico XI titular de Fonseca en un centro del campo que garantiza dominio del balón, verticalidad y un impagable factor de imprevisibilidad. Después de la reciente tendencia al alza del equipo, el empate ante el Inter de Conte mantiene a los giallorossi a distancia de seguridad del segundo puesto e invita a pensar que la Roma luchará hasta el final por entrar en Champions League.
Desde una posición donde el balón quema y la personalidad no se negocia, Gonzalo Villar crece a pasos agigantados con cada actuación sobre el campo y acumula méritos para estar en el radar tanto de la Selección Española de Luis Enrique como de varios clubes europeos. En Italia se rumorea que el ‘Regista’ por excelencia Andrea Pirlo no quita ojo a la evolución del fenomenal centrocampista murciano, quien por momentos recuerda al ahora técnico de la Juventus. Despacio y buena letra, un director de orquesta conoce mejor que nadie la importancia de marcar los tiempos.
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