Continúan los problemas para el Pisa. Recientemente, la FIGC ha anunciado que el fiscal federal ha remitido al club toscano que tres de sus dirigentes -Fabio Petroni, Giancarlo Freggia y Vincenzo Tavera- se presenten en el Tribunal Federal Nacional de Disciplina por el retraso que está viviendo la entidad con los pagos.
Y es que las cosas no han cambiado mucho desde verano, cuando estuvieron a punto de ser excluidos de la Serie B por no afrontar el pago de una fianza. Esta vez, la Comisión de Vigilancia de las Sociedades del Calcio (COVISOC) reclama el retraso de un pago de 800.000 euros -que si no desembolsan, acarreará una dura sanción- referentes a la inscripción en la Serie B, categoría que no pisaban desde hacía casi una década hasta que Gennaro Gattuso cogió los mandos.
Un Gattuso que ha tenido momentos de película estos últimos meses. Logro el ascenso con los nerazzurri en junio, renunció a su cargo por desavenencias con la cúpula directiva en agosto, regresó al banquillo toscano a los pocos días y ahora ha vuelto a amenazar con marcharse si nada cambia, pese a que es considerado por la afición como un ídolo absoluto y una pieza clave del proyecto actual.
Y el enfado de ‘Rino’ Gattuso es comprensible. El Pisa vive sumido en un auténtico caos, pues a los impagos a la COVISOC se suman los de sus propios jugadores, a quienes tienen trabajando gratis. Unos jugadores a los que les honra el estar dando el máximo de su rendimiento pese a no estar viendo dinero entrar en sus casas. Tal es la situación del club, que les han sido cortado los teléfonos y la electricidad por no afrontar con los pagos.
La venta del club, en el aire
El hecho de que Gattuso regresase al club días después de anunciar su dimisión irrevocable se puede entender por la posible venta del club a un fondo árabe, con quien el Grupo Britaly (actual propietario) ya tendría un acuerdo, según han comentado diferentes medios italianos en las últimas semanas.
No obstante, el retraso en la firma de los acuerdos está provocando que a la afición, a los jugadores y a Gattuso se les esté acabando la paciencia y encendiendo los nervios. En la Toscana no están para bromas con esto, ya lo ha dejado entrever el propio entrenador.