“Todo aquí es ficticio, excepto el escenario. Nadie podría inventarse una ciudad como Sevilla.” Esto lo dijo Arturo Pérez-Reverte y razón no le falta. Sevilla es un lugar idóneo. Casa del flamenco, de la Feria de Abril y de la Semana Santa. Lugar de película para George Lucas y su Guerra de las Galaxias. Ciudad universal en el 92 y recientemente, centro del panorama musical. Para los sevillanos, Sevilla es el ombligo del mundo.
Sin embargo, a veces los ríos traen malas aguas, y a un lado del Guadalquivir el escenario no es el mejor, pues el Sevilla Fútbol Club está atravesando una gran crisis tanto en lo deportivo como en lo institucional. En Nervión se oyen gritos de auxilio y nadie es capaz de acudir al rescate.
Hace más de un año ya, el club hispalense se sumergía en una travesía de idas y venidas. No de resultados, que tardarían en llegar, sino de entrenadores. Ya van cuatro desde el inicio de la temporada pasada y no parece que se quede ahí la cifra. Pero sí, hasta la fecha van cuatro y de perfiles bien distintos: Lopetegui, Sampaoli, Mendilibar y Diego Alonso.
Tras la ya conocida etapa de Lopetegui y el segundo, pero efímero, paso de Sampaoli llegó Mendilibar, que recogió a un Sevilla perdido, sin rumbo, sin capitán, que navegaba por las aguas de España y Europa sin puerto en el que amarrar. Sin embargo, el técnico vasco dio vida a un equipo ahogado y los guió hacia la séptima Europa League; bien recibida por supuesto, pero quizás fue un espejismo, pues los de Nervión perdieron de nuevo el rumbo tras la hazaña conseguida.
Ahora está Diego Alonso, apuesta personal de Víctor Orta, que por raro que parezca (nótese el sarcasmo), no da resultados. Hasta la fecha, el Sevilla FC ha cosechado dos victorias en los 11 encuentros dirigidos por el uruguayo. Dos victorias que, sin querer desprestigiar a nadie, las consiguió ante el CD Quintanar de la Orden, equipo que juega en preferente de Castilla la Mancha; y el Atlético Astorga, equipo de tercera federación. Si el equipo no se clasifica para la Europa League y/o persisten los malos resultados en liga, probablemente Diego Alonso tenga los días contados.
A esta crisis deportiva hay que sumarle la institucional. Dicen que no hay que mezclar los asuntos laborales con los familiares. Pues en el club hispalense hay un batiburrilo. La cuestión es que José María del Nido Jr, el actual vicepresidente, relevará a Pepe Castro, presidente del club, el próximo mes de enero, en virtud de lo pactado entre los máximos accionistas de la entidad sevillista. En contra de lo que sucederá está José María del Nido Benavente, quien ha intentado en varias ocasiones asaltar el poder de forma frustrada y ya presidió en Nervión entre 2002 y 2013.
Lo triste es la imagen que da el club de puertas hacia fuera. “Ninguna entidad ni auditoría le querría prestar servicios a un club presidido por un ex convicto. Su ego lo tiene enfermo”, indicaba Pepe Castro al expresidente, quien ya tuvo minutos antes un encontronazo con su hijo, al que le dijo que era “un mierda”.
Con los malos resultados deportivos, el mal juego del equipo, las dificultades económicas del club y el “circo” que hay en el palco, es normal que los aficionados del club hispalense estén enfadados. Parece que de momento no habrá vuelta de hoja y esto indica que la crisis en Nervión no ha hecho más que empezar.