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Foto: Getty Images

Betis

Betis y Fiorentina mantienen viva la eliminatoria tras una ida vibrante

Víctor Aguilera Mérida |

Sevilla, 1 de mayo. El Benito Villamarín volvió a ser un templo de emociones fuertes en otra noche europea que quedará grabada en la memoria del beticismo. Más de 56.000 almas arroparon a un Real Betis que derrotó 2-1 a la Fiorentina en la ida de las semifinales de la UEFA Conference League, en un partido que tuvo ritmo, tensión y esa atmósfera que se respira en las grandes citas. Una victoria justa, pero no definitiva, que mantiene viva una eliminatoria apasionante.

Antes del comienzo del partido, se podía notar esa sensación nerviosa de favoritismo que no se llega a verbalizar, pero que marca la ilusión del aficionado. Solo hizo falta que el conjunto de Pellegrini saltara al césped a calentar para que la hinchada bética pudiera soltar todas las emociones que retenía, haciendo del estadio un único corazón con el propósito de mantener vivo este sueño europeo. Por otra parte, La Fiorentina, llegaba al estadio como el equipo con más experiencia, habiendo participado en las dos últimas finales de la competición, pero con una campaña sobre sus espaldas en la que no está dejando la mejor imagen.

Comenzado el partido, el equipo local salió con determinación, y esa actitud encontró premio muy pronto. Apenas corría el minuto seis cuando Bakambu se deshizo con facilidad de Comuzzo y cedió a Ez Abde que culminó una acción rápida para hacer el primero. El gol dio aún más confianza a los verdiblancos, que trataron de mostrar mayor autoridad en el primer tiempo, amparados en un centro del campo bien plantado con un Isco imperial que tejía el juego con elegancia y criterio.

La Fiorentina, incómoda durante buena parte del partido, apenas encontraba resquicios ante el orden del Betis. Tras el descanso y con la entrada de Moise Kean al campo, el equipo de Palladino parecía haber salido del vestuario más ofensivo y con el objetivo de conseguir pronto el empate, pero los locales mantuvieron el pulso y encontraron el segundo tanto gracias a Antony, que anotó un excepcional gol que hizo estallar el Villamarín en el minuto 64. 

La final se podía rozar con la yema de los dedos. Pero el fútbol europeo no se escribe sin sufrimiento y eso lo sabía, de sobra, el equipo toscano. La Fiorentina, que se veía fuera de la eliminatoria, encontró oxígeno cuando su capitán, Luca Ranieri, como si se tratase de una oda al liderazgo y la responsabilidad, apareció en el corazón del área tras una jugada por la banda izquierda y recortó distancias en el 72’, silenciando momentáneamente el estadio. A partir de ahí, el Betis, junto a su gente, tuvo que remar para conservar un partido que minutos atrás parecía corto en el casillero local. 

El resultado deja todo por decidir en el Artemio Franchi, donde la Fiorentina intentará dar la vuelta a la eliminatoria. El Betis viaja con ventaja y confianza. 

Florencia guarda las llaves de la final. 

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