Albert VILANOVA | Un gol al minuto 1 y otro en el 93. Alfa y omega. El FC Barcelona no falló ante el Valencia y mantendrá el liderato, como mínimo, una semana más. Eso sí, fue una victoria sufrida, tal vez demasiado, pensarán muchos aficionados culés. El Valencia demostró personalidad y recursos, especialmente en la primera mitad donde maniató al líder de la Liga de un modo casi insultante. En el segundo acto el cansancio pasó factura a los de Nuno y Messi durmió el duelo en el momento que decidió ‘rescatar’ a una medular que agonizó en la primera media hora.
Todo empezaba de cara para el líder. Un Camp Nou lleno que escuchó el reclamo de Luis Enrique el día anterior (92.915 espectadores), día soleado… y gol de Luis Suárez en el primer minuto de juego tras un 3 contra 2 llevado a cabo por la MSN. El uruguayo recibió una asistencia de Messi y no perdonó a Diego Alves. Pero tan solo fue un espejismo. A partir del gol, el Valencia siguió como si nada hubiera ocurrido y a partir de una elevada presión anuló al Barça en ataque y le puso en serios apuros en defensa. Antes del minuto 10, el Valencia ya había tenido tres oportunidades para empatar el choque, entre las que se encontraba un penalti cometido por Piqué a Rodrigo. Lo tiró Parejo, mal tirado, lo blocó un Claudio Bravo que de este modo se redimió del error del Sánchez Pizjuán que propició el gol de Banega.
Con el paso de los minutos, el Barça intentó recuperar un poco la posesión, pero el control del balón era estéril. Las acometidas valencianistas eran constantes. Messi decidió ayudar a la medular y dejar la banda derecha en exclusiva para Dani Alves, eso sirvió para cortar la hemorragia y sosegó el partido. Un tiro de Alcácer al poste en el 33′ fue el último aviso del Valencia en el primer acto, donde el cuadro che mereció mejor fortuna.
En la reanudación, Luis Enrique supo reaccionar cambiando a Adriano por Rakitic y recolocando con ese movimiento a varios jugadores. Mascherano de central, Mathieu de lateral izquierda y Busquets al pivote, con Xavi y Rakitic flanqueando. Todo más natural. Con esta sustitución se recuperó el control del partido, pero aun así seguía faltando fluidez en ataque, aunque visto lo visto en la primera mitad, no sufrir en defensa ya parecía un éxito. Messi, pudo matar el partido en un tiro libre, pero su lanzamiento se fue a la cruceta.
A medida que se acercaba el tramo final del partido, parecía que el partido estaba controlado pero que se podía envenenar. El Barça decidió defenderse con el balón, anestesiando el partido con la entrada de Sergi Roberto por un Xavi fatigado. Finalmente en el minuto 93, con un Valencia volcado en ataque, un pelotazo arriba cayó a Messi, que se quedó solo ante Diego Alves. Y marcó, pero con suspense. Su primer conato de vaselina lo paró el portero ‘che’, pero el argentino logró llegar al rechace para empujarlo y quedarse estirado en el suelo, exhausto, mientras el colegiado señalaba el final del encuentro.
Tres puntos, portería a cero, liderato y 400 goles de Messi con la elástica blaugrana. Sonrisas en el fondo y alguna preocupación en la forma. Fue un mal partido con un gran resultado global para los de Luis Enrique. El Barça no cede.