Robert Lewandowski aterrizó en Barcelona con una carta de presentación que no precisaba ser contrastada. Los datos hablaban por sí solos. Sin embargo, su edad para liderar un proyecto que requería un lavado de cara y que se encontraba inmerso en la inestabilidad económica despertó algunas dudas. Ante la pregunta del millón, el polaco respondió en una rueda de prensa de la gira americana estival. “La última vez que hice un test, salió que mi cuerpo es más joven de lo que dice mi edad. No sé cuántos años jugaré más. Si me preguntas de aquí tres años, te podré responder”. Era 26 de julio de 2022. En unos meses, deberán preguntarle de nuevo.
De Lewandowski sabíamos muchas cosas. De su madurez para leer el juego y controlar los tempos, y, sobre todo, de sus registros. Nadie olvida la noche de Champions League en la que despedazó al Real Madrid anotando cuatro goles con la camiseta del Dortmund. Tampoco de su actuación estelar en el Bayern nueve años atrás, cuando Guardiola le hizo entrar al descanso con el marcador en contra ante el Wolfsburgo y fue reventando récords en cuestión de minutos. Del hat-trick al póker, hasta el repóker más rápido en la historia de la Bundesliga en tan solo nueve vueltas del segundero.
A sus 36 años ha alcanzado la prestigiosa cifra de las 100 dianas en Champions League. Una mesa de alto standing donde, hasta la fecha, solo se habían sentado a cenar Messi y Cristiano Ronaldo. Al polaco se le caen los goles del bolsillo. No escatima con los tantos. Hace lo mismo que tú cuando desayunas cereales. No los cuentas, no los coges con una cuchara. Vuelcas el saco, sin miedo, y los lanzas al bol. El viejo no deja de juntar los puños y guiñar el ojo a la cámara. Pon un nueve en tu vida.
Lo de la presente campaña es una epifanía. Cuando parecía presentarse el ocaso, Lewy decidió desafiar el destino y a la naturaleza y que saliera el sol todas las noches. El polaco es el máximo goleador de LaLiga y de la Champions League, con un total de 22 tantos. En los tres meses que llevamos de curso, el delantero del Barça, a los mandos de Flick, ha marcado casi los mismos goles con los que concluyó la pasada temporada (26) en las cuatro competiciones que disputó. Su veteranía lidera y acompaña a una muchachada hambrienta y voraz, con la ambición pegada en la frente. En un entorno de chavalería, sonrisas plateadas, primeras cicatrices, mensajes con emojis y bailes en TikTok, Lewandowski sigue adaptándose al tapete con un inmarcesible olfato goleador. Más sabe el diablo por viejo que por diablo.
