Segundas partes son buenas

A menudo acostumbramos a emplear la expresión “segundas
partes nunca fueron buenas” para referirnos a esas segundas entregas de una saga
cuya opera prima nos gustó, y aprovechando el impulso del éxito, le precede una
secuela que lo echa todo a perder. Una expresión que por convención ya se
utiliza para cualquier aspecto de la vida. Desde un examen desastroso que te
arruina la evaluación tras uno en el que te luciste, una segunda oportunidad innecesaria
con una pareja que solo hace alargar lo inevitable o la segunda parte de un
partido de fútbol en la que eres atropellado por tu adversario.

El Barça de Valverde hace honor a otra expresión, “la
excepción que confirma la regla”, pues suele esperar y analizar durante el
primer tiempo para resolver el encuentro en el segundo acto. Desde que el
‘Txingurri’ es entrenador culé ha disputado un total de 42 partidos. Ha ganado
30, empatado 9 y ha perdido 3. El balance de goles es de 98 a favor y tan solo
21 en contra. Unos números fantásticos.

Los partidos duran 90 minutos. Hasta que pite el árbitro
todo puede pasar. Hay que seguir igual en la reanudación. Vamos a dar un paso
adelante en la segunda mitad. No pierdas en cinco minutos lo que no has sido
capaz de ganar en 85. Todavía queda un mundo. Una serie de tópicos que estamos
hartos de oír en retransmisiones y leer en crónicas pero que esta temporada
cobran sentido cuando juega el Barcelona.

De los 98 goles marcados hasta la fecha por el equipo, 77 han
llegado en las segundas partes; un 78.5%
del total de los tantos anotados por el conjunto culé. Una locura poco
usual. Pero es más, 49 goles (50% del
total) han llegado a partir del minuto 70. La mitad de todos los goles han
llegado en las segundas partes de las segundas partes. Síntoma de que el equipo
llega mejor a los finales de partido, donde se juega todo y donde ha ganado los
puntos perdidos en temporadas pasadas. Eso sí, es una pena estar tan lejos del
líder de la liga de las primeras partes que algunos han inventado y que parece
importar más que la realidad.