Cuando empecé a jugar a fútbol no imaginaba que este bonito deporte se convertiría en mi carrera profesional, aunque tampoco me imaginaba sin él. Por ello, lo compaginé con mis estudios y mi carrera en las ciencias del deporte. Podría decir que ambas carreras avanzaban a la par, aunque no fue fácil. Avanzaba en el fútbol y avanzaba en mis estudios, llegando a especializarme en ciertas ramas de mi segunda profesión. Digo segunda porque el fútbol es la primera, al fin y al cabo, es quien me ha robado el corazón y por quien dedico mi vida entera.
A veces me paro a pensar en el mañana, cuando deba retirarme de los terrenos de juego. Sé que todavía está lejos, pero se trata de algo que, opino, es importante plantearse.
¿Qué haré después de jugar a fútbol? ¿A qué me dedicaré? ¿Hacia dónde quiero tirar? Son interrogantes que llegan. En mi opinión, las jugadoras necesitamos formación paralela al fútbol para poder continuar avanzando tras la carrera futbolística.
El fútbol nos da para vivir unos años, pero no para vivir toda nuestra vida. De ahí la importancia de formarse paralelamente durante estos años maravillosos.
No obstante, académicamente el sistema no está hecho para las deportistas que compiten en el alto rendimiento. La necesidad de dedicar ciertas horas del día al deporte que practicas y por el que vives, la necesidad de aplazar exámenes, entregas de trabajos, etc. porque te vas a competir durante tres días, una semana o un mes con la selección, la necesidad de poder ausentarte durante ciertas clases porque coinciden con tus horarios de entrenamiento… Son ejemplos de las necesidades que tienen las jugadoras que compaginan su deporte con los estudios. Esto puede conllevar un abandono de los mismos, pues la balanza cae hacia quien nos tiene el corazón robado: el fútbol (y que nos permite ir viviendo).
De manera que no es fácil poder estudiar durante la carrera futbolística de forma compaginada. El sistema educativo no nos brinda muchas alternativas para conseguirlo. Al fútbol le dedicamos muchas horas, mucho tiempo. La falta de flexibilidad que tienen los centros educativos y universitarios (hablo en general, pues hay centros y universidades que intentan facilitar todo lo que pueden), en muchos de los casos quita la posibilidad de que las jugadoras se formen paralelamente mientras juegan a fútbol.
Por lo tanto, sabemos que compaginar fútbol y estudios es importante para cuando llegue el momento de abandonar el terreno de juego. Aún así, conseguir minimizar las dificultades que existen en el sistema para que haya éxito en este propósito dependerá, en parte, del mismo sistema educativo.
Imagen de cabecera: Villarreal CF Femenino
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