Ayer fuimos testigos de cómo los campeones consiguen cerrar partidos que los equipos que no aspiran al título a la regularidad no serían capaces. Goles con valor de dos puntos ya que marcan la diferencia entre un empate y una victoria. En muchos casos, este tipo de partidos son los que acaban decantando una liga y, aunque extremadamente temprano, este PSG apesta a campeón.
Hace pocos días pudimos ver cómo Icardi completaba una remontada al Lyon marcando un gol decisivo en el minuto 92 (PSG 2-1 Lyon). Más allá de ser una coincidencia, el equipo parisino logró repetir la hazaña.
Ayer, los chicos de Pochettino se enfrentaban al farolillo rojo de la Ligue 1, el Metz. Parecía un encuentro sencillo para las bestias del PSG, algo que se confirmó (o eso pensábamos) en la primera media hora de juego. El asedio era constante y, tras un par de ocasiones claras erradas, llegó el gol. Un pase quirúrgico de Wijnaldum terminó en los pies de Icardi que, ante la salida del guardameta, decidió tirarle un sobrerito. Casi termina en un gol precioso, si no hubiera sido por Matthieu Udol, lateral izquierdo, que salvó el balón casi sobre la línea de gol. De poco sirvió pues, en el despeje, el balón cayó en los pies de Achraf Hakimi que disparó a portería vacía y, tras otro despeje de los defensas, el árbitro acabó marcando gol pues este último había sido con el balón ya dentro de la portería. El PSG se adelantaba en el marcador en lo que se preveía podía ser una goleada.
El asedio continuó. Mbappé entre líneas hizo un daño brutal y Neymar hizo de las suyas repartiendo juego todo lo que quiso y más. Era un abuso. Pero entre una ocasión y otra, el Metz comenzó a despertar. La defensa continuaba siendo un coladero pero el ataque en velocidad con balones largos a los delanteros también hacía daño al equipo parisino. Tras un par de acercamientos sin excesivo peligro pero que sirvieron para avisar al PSG de que ellos también jugaban, finalmente llegó el gol para el equipo local. Fue en un córner. Un centro perfectamente teledirigido a la cabeza de Kiki Kouyaté, defensa central, que entraba como un tren de mercancías a toda velocidad al más puro estilo de Puyol. Navas llegó a tocar el balón antes de que entrase, pero a ningún portero se le puede exigir que detenga la pedrada que Keylor recibió. Era el minuto 39 de partido. En los pocos minutos que restaban del primer tiempo, el PSG reaccionó levemente, pero nada más que eso. Tan leve fue la reacción que, en la última jugada de la primera mitad, el Metz pudo anotar el segundo. Uno contra uno entre delantero y guardameta. Keylor detuvo con seguridad.
En la segunda mitad el PSG quiso reaccionar. El asedio fue menor pero real, aun así el quipo parisino no conseguía el tanto que les diera la victoria. En lo que parecía la acción menos peligrosa del encuentro, Alexandre Oukidja, guardameta del Metz, se vio obligado a protagonizar una de las paradas más estéticas y a la vez inesperadas que mis ojos han visto. En una acción de fair-play, Kylian se vio obligado a devolverle la pelota. Una casualidad (o no) quiso que el balón estuviese a punto de entrar en la portería pasando por encima de Oukidja pero, con una palomita de espaldas, logró detener el inminente y poco ético gol. Bastante impresionante.
Tras añadir tres minutos de descuento, el capitán del Metz, Dylan Bronn, fue expulsado con una segunda amarilla por pérdida de tiempo y, acto seguido, Antonetti, técnico del quipo local, fue por el mismo camino por sus protestas desmedidas. El árbitro del encuentro decidió añadir dos minutos extra al descuento anterior por la pérdida de tiempo de las expulsiones y, cuando todo el mundo pensaba que el encuentro terminaría con reparto de puntos, Hakimi volvió a aparecer. Pase profundo de Neymar, recorte hacia dentro del marroquí y balón colocado al palo con la pierna izquierda. Imposible para Oukidja. El PSG volvía a ganar en el último minuto. Es más, con un gol dos minutos más tarde del añadido inicial. Sumar un punto contra el farolillo rojo no era suficiente y Hakimi lo sabía. Fue su día de brillar y, pese a ir de más a menos en la totalidad del encuentro, terminó siendo el héroe y autor de ambos goles parisinos.
Partidos como estos acaban decidiendo ligas y, lo que pudieron ser dos puntos en las últimas dos jornadas, terminaron siendo seis. El PSG continúa con paso firme y pleno de victorias en la Ligue 1: siete partidos, 21 puntos. El segundo de la liga, el Marsella, registra 14 puntos con un partido menos. Muchos puntos para tan poca temporada. Veremos cómo termina esto pero el PSG huele a campeón desde aquí, y eso que estoy en Galicia.
Imagen de cabecera: @PSG_inside
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