Justo cuando parecía que Borja Valero, tras pasar los tres primeros meses de competición sin tener ningún tipo de presencia en el equipo, iba a pasar toda la temporada sin entrar en absoluto en los planes de Antonio Conte, el centrocampista español ha sido recuperado para la causa debido a las numerosas lesiones sufridas por el Inter en la parcela ancha y está siendo capaz de otorgarle a los nerazzurri su consagrada calidad y su dilatada experiencia en el Calcio para enriquecer el plan con balón de su entrenador a muy diferentes escalas, a pesar de que a nivel de intensidad física no se encuentre ya en la misma esfera que el resto de sus compañeros dentro de la siempre marcada exigencia que piden los equipos de Conte en este apartado.
Valero está adquiriendo una importancia sorprendente y creciente en este Inter que se focaliza en tres aspectos principalmente. Está siendo una alternativa continua, sobre todo lateralizando su posición desde el interior zurdo y dando así mucha altura al carrilero izquierdo, para la trabajada salida desde atrás cuando los centrales no pueden conectar con un Marcelo Brozovic casi siempre marcado muy estrechamente; está gestando y conectando progresiones asociativas desde campo propio, promoviendo nexos en tres cuartos y asentando la jugada en el pico izquierdo del área con su talento en corto como el Inter no conseguía hacer desde la baja de Stefano Sensi; y, por último, está inyectando un cariz de conservación defensiva a la posesión muy interesante para manejar ventajas en el marcador.
El madrileño, a través de su seguridad en el pase, de su toque de primeras, de su visión de juego, de su interiorizada forma de defender hacia adelante en la mitad rival y de su excelsa conservación de la pelota a través del dominio del giro sobre sí mismo, le da una gran continuación con pelota a su equipo y una pausa y un poso de muchos quilates en campo contrario que el Inter estaba echando de menos en muchas fases de los encuentros para permanecer como un bloque unido más allá de la medular. Un panorama que le hace controlar mucho mejor los ritmos y gestionar mucho mejor su dominio del escenario, armar ataques estáticos más largos, complejos y peligrosos, alejar el esférico de su portería y, por tanto, tener que convivir menos con episodios de ida y vuelta, donde precisamente Valero sufre mucho más.
Además, a través de su ilustre inteligencia táctica y de su valioso sentido posicional para un estilo que quiere imponerse desde el balón, Borja Valero está logrando liberar a Brozovic, durante las veces que se está asomando al círculo central en fase de salida de pelota, para que el croata pueda recibir dos o tres veces por partido en un escalón superior, como tanto le gusta hacer. Un movimiento de despliegue que el ‘77’ nerazzurro no estaba pudiendo realizar prácticamente en ninguna ocasión durante las últimas fechas y con el que Conte, si le da continuidad a esa rotación puntual en el puesto de regista en algunos de sus inicios de jugada, puede recuperar la amenaza clara en el disparo desde la frontal que también ha perdido sin Sensi y que fue una de sus principales señas de identidad en el inicio del proyecto.
Desde su llegada a Milán, Valero ha tenido que aprender a convivir con un rol muy alejado de la importancia capital que tenía en una Florencia que le adora. Un papel que parecía condenado a pasar de secundario con Spalletti a totalmente residual con Conte. Sin embargo, a sus 34 años y con su futuro en el Inter y en la Serie A en el aire, ya que acaba contrato a final de temporada, el excentrocampista de la Fiorentina ha sabido aprovechar la vida extra que el fútbol le ha brindado para ser condicionante a un nivel al que solo una calidad de primera como la suya es capaz de alcanzar en apenas un mes desde una total ausencia competitiva. Una vida extra en su trayectoria en el Inter que puede darle una alternativa con la pelota muy sólida y una nueva perspectiva global al sistema de juego de un equipo ganador. Algo que solo los grandes futbolistas, tengan la edad que tengan y jueguen el número de partidos que jueguen, son capaces de hacer.
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