Un Paris Saint-Germain muy efectivo, que no necesitó brillar para ser contundente, derrotó hoy 3-0 al Bayern Múnich en el Parque de los Príncipes y asumió el liderato del Grupo B de la Liga de Campeones de Europa de fútbol.
El brasileño Dani Alves, con un gol tempranero (2′), abrió el camino para los dirigidos por Unai Emery, que aumentaron la cuenta a través del uruguayo Edinson Cavani casi media hora más tarde (31′) y pusieron cifras definitivas con Neymar, ya en el segundo tiempo (63′).
Si alguien pedía un golpe de autoridad al equipo francés, el partido de hoy lo fue. El PSG no parece ser solo un plantel esculpido con la chequera de sus dueños qataríes, sino también un conjunto inteligente y sólido, consistente frente a rivales de peso.
Las tensiones de Neymar y Cavani no entraron al campo. Al contrario: los sudamericanos fluyeron con soltura, ahora potenciados por un Mbappé desequilibrante que fue un permanente dolor de cabeza para la zaga alemana.
Fluidez, soltura, potencia: así operó el PSG en una noche redonda, que comenzó a tomar forma muy temprano, cuando el brasileño se abrió camino de izquierda a derecha y sirvió para Alves, su amigo, que entraba libre por el otro lado.
Pese al achique desesperado de Sven Ulreich, el lateral abrió el marcador y dejó muy pronto al PSG, además, en una situación que disfruta: tener espacios para contragolpear. Al Bayern, que llegaba tras ceder un empate como local en la Bundesliga, no le interesaba especular.
El cuadro alemán, casi como si nada hubiera ocurrido, tomó pronto el control del balón y apagó el ímpetu inicial del PSG. Las opciones empezaron a llegar, como un primer remate del español Javi Martínez o, más adelante, otro disparo con peligro de Robert Lewandowski.
Pero el PSG apenas esperaba, se sostenía en silencio para golpear. Ante un rival que dominaba pero no concretaba, el conjunto de Emery defendía con orden y, apenas podía, amenazaba con transiciones rápidas.
Así, Cavani estuvo a punto de marcar tras pase de Neymar. La siguiente fue gol. Si Lewandowski no anotó en el otro arco, un desmarque vertiginoso de Mbappé le permitió entrar al área y servir al uruguayo, que venció a Ulreich con un remate limpio, quirúrgico.
El PSG golpeaba y, de repente, cuando apenas iba poco más de media hora, parecía liquidar a su rival, que siguió atacando con paciencia, aunque cada vez con menos fuerzas, desconcertado por la efectividad del local.
El segundo tiempo, al menos de arranque, mantuvo la misma tónica, con un Bayern impetuoso pero siempre a las puertas del gol y un PSG que, de su lado, nunca perdonó. Si Alphonse Areola salvó un remate de Sebastian Rudy, un regate de Mbappé terminó en el gol de Neymar, acaso el jugador más destacado del equipo francés.
Y allí fue todo. Ya muy golpeado, el Bayern resignó su suerte a ataques descompuestos, sin orden, controlados fácilmente por un PSG que presentó nuevas credenciales en su pretensión de reinar, por fin, en Europa.
You must be logged in to post a comment Login