“Ha llegado la hora de
desprendernos del victimismo. De creernos el papel de equipo pequeño y de
empezar a pensar en grande”. Eran las palabras de Joan Bacardit, técnico del
Espanyol, poco antes del inicio del campeonato liguero. El club perico ha sido
una montaña rusa en los últimos años, pasando de ser campeón de Liga en 2006 a
rozar el descenso en 2017. Un clásico del fútbol femenino español en peligro de
extinción, que parecía dar síntomas de recuperación con el preparador catalán.
Pese a que fue el último
clasificado de los que mantuvieron la categoría, el Espanyol divisaba la senda
hacia la estabilidad. Se convirtió en un equipo sólido, con una defensa de tres
centrales y dos carrileras ya muy de moda en el fútbol masculino. Con una
personalidad marcada, el cuadro perico se convirtió en uno de los equipos más
difíciles de batir en la Liga Iberdrola. Pese a la crisis de resultados, el
propio Barça no pudo pasar del empate (0-0) en el Mini Estadi, lo que provocó
la destitución de Fran Sánchez.
El gol es el gran
problema del Espanyol. Lo fue también el curso pasado, y parecía resuelto con
la llegada de una de las incorporaciones más sorprendentes del verano. Paula
Moreno, tras anotar más de 100 goles con el Betis en cinco temporadas, se puso
la camiseta blanquiazul para convertirse en referencia. Por lo pronto es la
máxima goleadora del equipo con cuatro tantos, aunque todavía lejos de las
expectativas. No todo es culpa suya. La falta de fluidez en el juego y de
creación en tres cuartos de campo minimiza las ocasiones hasta el extremo.
Transcurridas 10
jornadas, la falta de oportunidades se solucionó con efectividad. Las cuatro
victorias fueron por la mínima, y pese a haber marcado solo siete goles (el
segundo menos anotador, solo superado por el colista), las de Bacardit se
encontraban a siete puntos de la zona de descenso y demostraba ser un equipo
trabajado y con las ideas claras. Sin embargo, el evidente crecimiento de los
equipos de abajo obligó a aumentar la exigencia, lo que no se tradujo en
resultados. El Espanyol acumula nueve jornadas sin ganar, con cinco derrotas y
cuatro empates. Bacardit, incapaz de mejorar la situación, avisó que dimitiría
si no había reacción en Logroño.
No la hubo. El EDF no
solo ganó con autoridad (2-0), sino que salió de los puestos de descenso y dejó
a las periquitas a solo dos puntos del abismo. Poco después, Joan confirmaba su
marcha irrevocable, que el club trató de evitar. “Creo que estas jugadoras
necesitan aire nuevo y fresco y lo mejor es que dé un paso al lado y me vaya
(…) lo estoy pasando muy mal y necesito tomarme un respiro y apartarme de
todo esto”.
El marrón es para
Salvador Jaspe, extécnico del Llagostera B, sin experiencia en fútbol femenino.
El objetivo a principios de curso era dar un paso adelante, pero ahora es el de
evitar, a toda costa, dar uno hacia atrás.
Imagen de cabecera: Web oficial RCD Espanyol
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