El Bayern de Múnich logró su clasificación a los octavos de final de la Champions League, pero lo hizo de una manera que dejó más dudas que certezas. El equipo bávaro, que llegaba con ventaja tras el 1-2 conseguido en la ida en Glasgow, se vio sorprendido por un Celtic valiente y atrevido que estuvo a punto de dar la campanada en el Allianz Arena.
El conjunto escocés demostró que no había viajado a Múnich como mero espectador. Desde el inicio, los hombres de Brendan Rodgers presionaron alto y crearon peligro, poniendo en aprietos a la defensa del Bayern. Nicolas Kühn, Daizen Maeda y Callum McGregor tuvieron claras ocasiones para adelantar al Celtic en la primera mitad.
La segunda parte trajo consigo el premio al atrevimiento del Celtic. Nicolas Kühn, ex jugador del Bayern, aprovechó una serie de errores defensivos de los locales para adelantar a su equipo en el minuto 63. Este gol ponía la eliminatoria en tablas y sembraba el pánico en las gradas del Allianz Arena.
El Bayern, sin Harry Kane, sustituido en el descanso, se lanzó a un ataque desesperado. Sin embargo, la férrea defensa del Celtic y las intervenciones de Kasper Schmeichel mantenían vivo el sueño escocés de forzar la prórroga.
Cuando todo parecía encaminado a los 30 minutos extra, llegó el golpe de fortuna para el Bayern. En el último minuto del tiempo añadido, Alphonso Davies aprovechó un rechace para marcar el gol que clasificaba a los bávaros.
Un desenlace cruel para el Celtic que deja un sabor agridulce en el Bayern. Si bien lograron el objetivo de pasar a octavos, su juego distó mucho de ser el esperado de un aspirante al título. La falta de contundencia en defensa y la dependencia de Kane en ataque son aspectos que Thomas Tuchel deberá corregir si quiere que su equipo llegue lejos en la competición.