Qué viaje estamos viviendo, ¿verdad? Aún recuerdas el día que probaste un kart por primera vez, a los 10 años, y cómo en ese instante sentiste que habías encontrado tu lugar. No eras la primera en la familia en probar suerte en el karting; tu hermano mayor también lo intentó, pero, no era lo suyo. Y entonces quedabas tú, la pequeña. Y lo curioso es que mientras otros soñaban con superhéroes o muñecas, tú comenzaste a soñar con velocidad, motores y esa conexión tan especial que solo tú y Quim entendíais.
Papá, Quim… él lo es todo en esta historia. Su pasión por las carreras siempre estuvo ahí, pero nunca te la impuso. Cuando vio esa chispa en tus ojos, esa determinación que ni siquiera tú comprendías, no dudó. Fue entonces cuando, en lugar de buscar equipos, él decidió crear uno. Un equipo humilde, en el que el esfuerzo vale más que cualquier recurso. «Vas a correr», te dijo, y en ese momento supiste que no había vuelta atrás. Sabías que el camino sería duro, que en este deporte el dinero y la financiación lo son todo, pero también sabías que él haría todo lo posible para llevarte lo más lejos.
Las metas no tardaron en llegar, y nunca de la manera fácil. Te ganaste tu lugar en la Academia Ferrari, superando un casting brutal al que se presentaron 78 jóvenes de todo el mundo. Fue una oportunidad conseguida a base de trabajo, sin atajos ni favores. Cumplimos el sueño de ser la primera mujer española en entrar en una de las escuderías más importantes de la historia. Con la ilusión, pero también la responsabilidad que conlleva, a sabiendas que estar en Maranello implicaba tener la gran oportunidad de recibir la misma formación que nuestro ídolo de niña, Schumacher, o de no tan niña, Charles Leclerc.
Ferrari ha sido un importante capítulo de nuestra historia, que no el último, porque nos queda mucho por (re)correr. Sé que a veces sientes nostalgia, incluso impotencia, al ver la Fórmula 1 Academy desde la distancia, sabiendo que tienes lo necesario para estar ahí. Pero sabes, con la misma certeza con la que aquel día te subiste al kart por primera vez, que llegará tu momento. Porque tu historia es de esfuerzo y superación, y sabes que el camino será duro, pero cada sacrificio valdrá la pena.
Esta carta es para recordarte que esa determinación y humildad son tu sello. Que Quim y tú estáis juntos en esto, y que, aunque el camino siga siendo empinado, ningún sueño es demasiado alto. Sigue adelante, Laura.