El Celta vivió una catarsis este sábado en Balaídos. Dice la RAE que una catarsis es una ‘purificación, liberación o transformación interior suscitadas por una experiencia vital profunda’. El feudo olívico pasó del infierno al cielo en una hora. Eso también es el fútbol. El conjunto gallego que entrena Claudio Giráldez remontó un 0-2 en contra para acabar imponiéndose al Real Betis por 3-2.
Giráldez alineó a 11 futbolistas españoles para recibir al Betis, 6 de ellos gallegos. Toda una declaración de intenciones que fue mutando en tragedia griega, y es que el encuentro comenzó con un Betis exuberante y dominador que se adelantó con un golazo de Antony y un cabezado de Diego Llorente. 0-2 antes del descanso. Balaídos murmuraba y revisaba en el móvil el colchón sobre el descenso. Los verdiblancos incluso estrellaron dos remates en la madera. Perdonaron y eso en este deporte tiene consecuencias fatales.
A la hora de partido pasaron cosas. La salida de Marc Roca, sostén de los sevillanos, por decisión técnica de Manuel Pellegrini, unida a la entrada del sueco Williot Swedberg y el joven canterano Fer López en el cuadro celeste, hizo mutar el partido 180 grados. Tal es así que en solo 5 minutos los gallegos ya habían empatado el encuentro gracias a un golazo de Fran Beltrán y al tanto de Javi Rodríguez que firmaba una gran acción colectiva de los vigueses. La locura se desató en Balaídos cuando Williot Swedberg puso el 3-2 final en el minuto 87, demostrándole por enésima vez a su técnico, que es un futbolista diferencial en este equipo y que merece ser titular indiscutible hasta nueva orden.
El partido deja varias conclusiones: el Celta tiene un proyecto ilusionante y que solo puede ir a más. Una hoja de ruta que está basada en el desempeño de chavales de la tierra que tienen hambre, calidad e identidad con un escudo. Cuando tienes eso en tu equipo ya has ganado.
Por otro lado, el Real Betis es un equipo que tiene al menos cinco futbolistas realmente excelentes a nivel técnico, pero a los verdibalancos les falta regularidad y fortaleza mental. Al primer revés se deshacen como un azucarillo y eso es un problema enorme que tiene Pellegrini a corto y medio plazo.