Hay una frase que se repite mucho en este último día de mercado: «Están pasando cosas». Ese es el sinónimo del «se vienen cositas» y otros aforismos mencionados hasta la saciedad por los amantes de las redes sociales. Cuando oigo a algún pope de Internet gritando eso -normalmente hablan gritando- siempre llego a la misma conclusión: no está ocurriendo nada de nada. El 31 de enero es el día en el que los que se dedican a las noticias del mercado hacen su agosto. La mayoría de los conjuntos están desesperados, ya que muchos clubes no están cumpliendo con sus objetivos, y ahí se desata la locura. Para todos.
Ojo, estos informantes no se equivocan. Incluso cuando una operación no se da es probable que haya habido contactos. El problema es que la mayoría dependen de los agentes de los futbolistas. Estos, tratando de cerrar alguna operación, filtran información que normalmente no es cierta o que es poco probable. No se puede culpar al representante: hay que poner en el mercado al futbolista. Para eso sí que sirve la prensa deportiva.
Por otro lado, hay que tener también en cuenta los cambios a última hora de los futbolistas. Fijaos en Arnaut Danjuma: el neerlandés lo tenía hecho con el Everton, había hecho declaraciones e incluso se comenta que se hizo fotos con la zamarra de los toffees. A última hora -eso lo aman los periodistas- el Tottenham llamó al exfutbolista del Villarreal y lo convencieron para firmar por ellos. También, por supuesto, hay factores tan importantes como la familia del jugador: a veces el proyecto deportivo no es lo más importante.
Hoy habrá muchos que estén presionando el F5 en Twitter sin parar o viendo algún streamer de confianza. Debo reconocer que yo también lo hice en su día -lo de seguir los últimos fichajes en la red social del pajarito-, pero con el tiempo ya he aceptado que es mejor esperar a la próxima jornada liguera para decir: «¿Han fichado a este tipo? No inmiscuirse en estos días le da gracia al fútbol.
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