Los partidos de ayer dieron para mucho. La Champions es la Champions: nunca puedes dar nada por sentado. Creer que el Villarreal iba a aguantar en Múnich, por ejemplo, era casi un ejercicio de fe. Pensar, también, tras el 0-3 de Werner que el Bernabéu iba a remontar el duelo era otra osadía. Sin embargo, los dos conjuntos españoles cuajaron sus respectivas hazañas. No se lo tomaron bien los técnicos rivales.
Así hablaba Julian Nagelsmann del 1-1 en Alemania: «Sin duda es una de las tres derrotas más fuertes en mi carrera. Tuvimos el 68% de posesión. Si defienden con ocho jugadores en el área es difícil entrar en el juego. El gol es algo típico que consiguen tras recuperar el balón, es parte del juego es la mentalidad española, es algo que hacen los equipos del Sur», dijo el entrenador de los de Baviera. Dani Parejo, en el post partido, recordó que Nagelsmann había dicho que «quería sentenciar la eliminatoria en la ida». «Faltó el respeto al fútbol», aseguró el centrocampista.
Thomas Tuchel parecía haber hecho lo más complejo: anotar tres goles en el feudo del Madrid. Faltó, sin embargo, no encajar. El del Chelsea no salió contento por un gesto que le hizo el colegiado al finalizar el envite: «Sé que Carlo es un caballero y un buen tipo, pero cuando quise ir a saludar al árbitro lo vi riéndose a carcajadas con el entrenador oponente. Creo que es un mal momento», apostilló.
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