Se acaba el curso y llega el momento de las notas, ya no existe septiembre y son definitivas hasta que a primeros de agosto comience a rodar de nuevo el balón en un curso que vendrá con examen extra fuera de fecha, el Mundial de Qatar.
Para los que nacimos a finales de los 70, las notas siempre serán Sobresaliente, Notable, Bien, Suficiente, Insuficiente y Deficiente. El muy deficiente lo dejamos que no es plan de hacer daño.
Sobresaliente: Real Madrid
El conjunto que dirige Ancelotti consiguió el doblete Liga-Champions por cuarta vez en su historia. Con una plantilla aparentemente de transición, como se han considerado todas desde la marcha de Cristiano Ronaldo en 2018, el Madrid ha firmado un curso fantástico. La primera clave es Carlo Ancelotti, un entrenador que entiende perfectamente lo que significa ese club. Y con el mérito extra de hacerlo sin haber sido jugador del Real Madrid. Siguiendo la línea que marcaron en su día los Muñoz, Molowny, Del Bosque y Zidane. Un perfil de técnico que nunca falla en Chamartín. Una plantilla joven donde la calidad y diferencia la marcan veteranos de súper lujo y un portero que es el remake de Terminator en 2022.
Notable: Milan
El Milan consiguió de nuevo el Scudetto once años después. Lejos queda la gloría de finales del SXX y comienzos del XXI, pero los Rossoneri, de la mano de Stéfano Pioli, han terminado conquistando la Liga con un equipo de perfil bajo, pero muy solidario y con varias individualidades por encima del resto, una por línea.
En defensa el inglés Tomori ha sido fundamentar para apuntalar una zaga que añorará eternamente aquella línea que recitábamos de memoria y aterrorizó Europa. Los Tassotti, Baresi, Costacurta y Maldini siguen sin relevo, pero Tomori en el centro de la zaga y Theo en el lateral izquierdo han hecho una gran temporada.
Tonali aparece en mediocampo para alumbrar el juego milanista con la esperanza de seguir creciendo. Elegante y de buen pie, terminó siendo clave. Arriba al margen de los últimos coletazos de Ibra, se consolidó un Rafael Leao que partiendo de la banda izquierda es un diablo. Potente, vertical y con gol.
El Milan vuelve a la Champions para mostrar de nuevo ese imponente parche con el número 7.
Bien: Liverpool
Los de Jürgen Klopp solo han perdido cuatro partidos oficiales en toda la temporada, aunque se le han escapado in extremis los dos títulos más importantes. Conquistó las Copas y no puedo hacer lo mismo con la Liga y la Champions.
Vimos un equipo valiente, vertical y directo como siempre con Klopp, pero añadió un registro más cuando tenía el balón.
Cambió a Firmino por Thiago en el once, trasladó a Mané a la posición de falso delantero y fue un equipo también capaz de hacer daño mandando en los partidos.
Suficiente: Atlético de Madrid
Venía de ser campeón de Liga y apuntaba cotas más altas, con una plantilla aparentemente mejor que la de la temporada anterior. Consiguió el objetivo mínimo, meterse entre los cuatro primeros, pero quedó lejos de los títulos.
Simeone necesita una plantilla que se ajuste más a la forma de jugar con la que ha cambiado la historia moderna del club en la última década.
Oblak, la defensa en líneas generales, salvo la magnífica aportación de Reinildo cuando llegó, Llorente, Koke o Suárez, por unas razones u otras, no fueron los de la campaña anterior y el Atleti se resintió.
Insuficiente: F.C.Barcelona
Inmerso en una crisis económica terrible y con el debate sobre el estilo vigente más que nunca en un sector del barcelonismo, la llegada de Xavi sustituyendo a Koeman supuso un soplo de aire fresco y en principio una mejoría evidente del juego del equipo.
Pero salvo momentos concretos, como su gran partido en el Bernabéu, el Barça ha estado muy lejos de donde debe estar.
La primera temporada sin el mejor jugador de su historia no podía ser fácil, pero necesita muchos cambios para de nuevo retomar el rumbo.
Deficiente: El anti
En este caso la peor nota no es para un equipo en concreto. Es para el concepto anti que se ha instalado en el fútbol español a todos los niveles.
El disfrutar más con el mal ajeno que con el bien propio, hacer de la revancha el máximo objetivo de la victoria por encima de todo, fomentar y alimentar eso a través de los medios de comunicación y las redes sociales. Y hacer de todo este mundo futbolero que nos apasiona algo más parecido a la selva que a la civilización.
Con algunos momentos de tensión irrespirable. Y esto no tiene nada que ver con la pasión. La pasión es necesaria y la rivalidad también, pero se sobrepasan todas las barreras. Es una deriva con la que colabora mucha gente y un punto sin retorno que nadie está dispuesto a cambiar.
Imagen de cabecera: @realmadrid
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