Las dimensiones deben establecerse en entornos generales, localizados, neutralizados. Ser grande o pequeño debe ser comparado a un marco, a un entorno, a un ámbito o incluso a un ambiente. Una persona que mida 1,80 metros será alta comparada con otra cuya estatura sea de 1,65 metros. Sin embargo, si al primero se le compara con un árbol probalemente sus dimensiones parezcan diminutas.
Las sombras las producen cuerpos opacos, rotundos, cuyas dimensiones no son precisamente pequeñas, generando una mayor o menor longitud según sea el objeto que la produzca. Cuando la sombra la produce una leyenda del fútbol los resultados que sean comparados con él tenderán siempre al fracaso, al naufragio, a la desesperación por una añoranza que hace mucho daño.
Sir Alex Ferguson sufre en el palco de Old Trafford en la que está siendo su segunda temporada alejada de los banquillos. El ahora representante institucional de la imagen del Manchester United está viendo como, en las dos últimas temporadas, su estatus de entrenador prestigioso sólo ha hecho que subir. Primero David Moyes y ahora Louis van Gaal. Dos técnicos que han sido sucesores del histórico entrenador escocés.
El paso del club podía esperarse. El cambio de galones, el cambio de mandos hacía presagiar cambios, con muchas dudas, con mucha incerteza. Y así está confirmándose, pero en su versión más trágica. El Manchester United quedaba fuera de los puestos europeos en la primera campaña sin Fergie, señalando al también escocés David Moyes (ahora en San Sebastián) como el culpable.
Sin embargo, el pasado verano todo llamaba al cambio, a la esperanza, a la ilusión. Pero al mismo tiempo se instalaba, se instauraba una presión extra. No podían permitirse un nuevo fracaso. No podían permitirse caer de nuevo y dañar la imagen de uno de los clubes más prestigiosos del mundo. Cerca de 200 millones de euros en fichajes, en incorporaciones de primer nivel, con cambio de técnico acompañado de la leyenda Ryan Giggs en el banquillo.
La era Moyes parecía olvidada, pero la sombra de Sir Alex Ferguson seguía ahí, manteniendo una zona del estadio sin sol, incluso con frío, recordando que la exigencia volvería a ser máxima. Y tragedia. Nubes negras que parecían pasajeras han ido apareciendo más a menudo de lo esperado.
Frente al Arsenal en Old Trafford, el Manchester United perdía 1-2, cayendo eliminado de la FA Cup. Un nuevo traspiés para una temporada que, a comienzos de mes de Marzo, ya parece finalizada. Sin competición europea en juego esta temporada. Cayeron de forma estrepitosa, ridícula, en Capital One a inicios de temporada. Eliminados en casa ante el Arsenal en FA Cup. Y a 10 puntos del líder en Premier League.
Mes de Marzo, y el único objetivo que parece fiable (tocando madera) es el de quedar entre los cuatro primeros clasificados que certifique la vuelta a la Champions League la próxima temporada. Era la pesadilla a evitar. Todo parecía preparado. Las maletas estaban hechas para el ilusionante viaje de un nuevo año deportivo. Pero no. El viaje fue accidentado a más no poder. La aventura no fue precisamente tranquila.
El Manchester United de Louis van Gaal está dejando en buen lugar al dirigido por David Moyes el pasado año. Las estadísticas son más negativas, pese a estar en puestos de Liga de Campeones. Y las debacles coperas en Capital One, primero, y en FA Cup, esta semana, intensifican las tormentas ya de por sí comunes en la ciudad del grupo Oasis.
La sombra de Sir Alex Ferguson, la sombra del maestro más prestigioso que acude en cada partido para seguir de cerca al club de sus amores. Segunda temporada consecutiva sin el escocés, y segundo fracaso deportivo. Nueva temporada (salvo sorpresa mayúscula e histórica en las últimas jornadas ligueras) sin títulos, pero con el peso de haber desembolsado casi 200 millones de euros, con la exigencia fracasada de contar en su plantilla con jugadores de la talla mundial de Falcao, Di María, Rooney, van Persie o Juan Mata.
La eliminación en FA Cup, jugando en casa, acabando con el discurso del balón largo como única solución, puede haber sentenciado, quién sabe, la continuidad de Louis van Gaal en el banquillo local de Old Trafford.