En un fútbol moderno en el que cada vez adquiere mayor importancia el nivel táctico, Modric es uno de los mejores del mundo. El centrocampista merengue demostró el pasado domingo 12 de junio la clase de jugador que es con su selección en el primer partido de Croacia en la Eurocopa.
El nacido en Zadar tomó las riendas del juego de su selección desde el primer minuto. Cada jugada del combinado croata estaba trazada a la perfección por un exquisito Modric que partía desde una posición muy retrasada, prácticamente llegando a recibir el balón entre los centrales. Esta faceta la ha potenciado desde su llegada al Real Madrid, con más notoriedad en esta campaña. A esto hay que sumarle la salida de balón que Luka ofrecía a su equipo desde esa posición, valiéndose de regates con cambios de ritmo o con pases largos hacia la bandas para crear la jugada ofensiva con mayor rapidez.
La importancia de la “nueva” posición de Modric reside también en las intercepciones de balón que hace cada partido, fundamental para una transición defensa-ataque dinámica y veloz. Y aunque es cierto que cuando Croacia llega a zona de tres cuartos de campo el madridista está acompañando la jugada, pocas veces lo veremos no recuperar la posición apresuradamente.
La mayoría de pases de Modric fueron hacia adelante, sobre todo a banda derecha, donde se encontraban Srna (le dio 18 pases) y Brozović (le dio 7 pases). Luka decide cómo y a qué juega Croacia, y lo hace fantásticamente bien. Para más inri, fue decisivo con su gol, que, junto al de Payet a Rumanía, está ya en las listas de posibles mejores goles del torneo.