Inglaterra vuela hacia Qatar como subcampeona de Europa y semifinalista del último Mundial. Pero, a pesar de eso, pocos la colocan entre las favoritas para ganar el torneo. Los últimos resultados, algunas inoportunas lesiones y las dudas sobre la habilidad de Gareth Southgate para encontrar soluciones tácticas reducen las posibilidades de los Three Lions.
Los ingleses no ganan un partido desde marzo. Desde entonces, suman tres empates y tres derrotas (dos de ellas ante Hungría, incluyendo un 0-4 en Wolverhampton) que han provocado su descenso a la segunda división de la Liga de Naciones de UEFA. Y estos resultados no han sido más que el justo reflejo del fútbol plano y anodino del equipo de Southgate.
El técnico inglés no podrá contar en Qatar con Reece James ni Ben Chilwell, llamados a ser sus carrileros titulares. Y dos futbolistas clave en la era Southgate llegan a la cita renqueantes hasta el punto de que su participación podría ser muy limitada: Kalvin Phillips y Kyle Walker.
A pesar de eso, Southgate tiene a su disposición una brillante generación de futbolistas, comparable a la generación dorada de los 2000, con tipos como Declan Rice, Jude Bellingham, Phil Foden, Harry Kane, Bukayo Saka, Jack Grealish… Pero, a pesar de los buenos resultados en grandes cotas, muchas dudas se ciernen sobre la habilidad de Southgate para exprimir a esta generación. Desde que tomó las riendas en 2016, ha restaurado el orgullo patrio pero su conservadurismo futbolístico está reteniendo a un grupo de futbolistas que parecen atenazados cuando representan a los Three Lions.
Imagen de cabecera: England Football