El Derby della Madonnina suele ser un duelo de nervios, de detalles y de épica contenida. Pero lo que se vivió anoche en San Siro fue otra cosa: el Milan se disfrazó de gigante y el Inter apenas fue un espectador de lujo. El 3-0 final clasificó a los rossoneri a la final de la Coppa Italia y dejó al eterno rival sumido en el desconcierto y la impotencia más absoluta.
Luka Jovic, ese delantero que ha vivido a la sombra de las expectativas, firmó una noche inolvidable con un doblete que abrió y sentenció el encuentro. Su instinto, casi adormecido durante buena parte de la temporada, despertó justo cuando el Milan más lo necesitaba. El tercer tanto, obra de Tijjani Reijnders, fue la rúbrica de una noche que los hinchas milanistas tardarán mucho en olvidar.
El Inter, posicionado en lo alto de la tabla de la Serie A, llegaba con el cartel de favorito, pero el equipo de Inzaghi se deshizo como un castillo de naipes ante un Milan que olió sangre y no tuvo piedad. El sueño del triplete se desvanece y la derrota deberá servirle para prestar atención; su último resultado en competición doméstica ante el Bologna permitió que el Napoli le empatara a puntos en la clasificación poniendo el Scudetto al rojo vivo.
La final se disputará el próximo 14 de mayo en el Estadio Olímpico de Roma. El Milan espera rival, que saldrá del ganador de la semifinal que se disputa hoy entre Bolonia y Empoli, con ventaja momentánea para el cuadro de Vincenzo Italiano tras ganar 3-0 en el partido de ida.