Gigante

Ningún jugador es un sistema por sí mismo, pero sí
hay unos pocos elegidos capaces de crear sistemas a su alrededor. Sergej
Milinkovic-Savic es uno de ellos y también, uno de los futbolistas más
genuinos que actualmente puede verse entre la gran élite continental. No solo
por su extravagante combinación de 192 centímetros de altura y un juego de
salón con el cuero en los pies, sino por ser el motor, la firma a pie de
página, o más bien el marcapáginas, el hombre más influyente de una Lazio totalmente
enfocada a potenciar el talento de su asentado trío de las maravillas,
el formado por el serbio, Luis Alberto e Immobile.

Si el italiano es el hambre, el desmarque y la
definición y el español es el toque de calidad para el pase de penúltima o
última instancia, Milinkovic-Savic es el encargado de filtrar envíos y acelerar
la maniobra más atrás, desde su posición de interior zurdo. El capataz que,
pocos metros por delante de la medular, dirige la verticalización hacia el área.
El dominio total del juego por parte del serbio pasa por múltiples facetas:
calidad suprema para proteger y combinar con ambos pies y siempre con la
profundidad entre ceja y ceja, su instinto sin balón para llegar y amenazar con
destreza a través del remate desde fuera, su asombroso talento para bajar del
cielo el juego directo y rellenar el área con la misma amenaza…

Milinkovic-Savic es eso y mucho más. Eleva el
techo de la Lazio por sí solo. Es un distinguido centrocampista moderno con el
llamativo cuerpo y la discreta velocidad de un delantero tanque, pero dotado de
ramalazos de superioridad y genialidad tremendos a la hora de salir de
emboscadas a través de una pisadita o de cualquier otro regate. Su juego,
que ya contenía destellos de una calidad muy especial, se ha refinado y ha
pasado de ser el que más balones aéreos ganaba en Serie A, por la necesidad
pretérita de su equipo de ejecutar una salida directa y efectiva, a alear su
técnica con su potencia para erigirse en un futbolista global y extremadamente
completo en toda la maniobra ofensiva, que tiene un amplio ratio de acción, que
puede desenvolverse pegado a banda de forma puntual, pisando zona de gol, en
estático en el pico del área, entre líneas o bajando a recibir al círculo
central, y salir siempre no solo indemne, sino reforzado individual y colectivamente.

Lo que, por ejemplo, a Paul Pogba -un
jugador de movimientos, pegada, recorrido y hechuras similares a las de
Milinkovic-Savic, aunque con un brío y una velocidad superiores- le ha costado
años aunar en su fútbol y todavía no ha demostrado tenerlo con continuidad, el
serbio lo tiene firmemente en sus botas. Y este año lo está sacando a relucir
siempre para no dejar de mostrarlo nunca. Esa característica diferencial es el
entendimiento del juego y su visión integral e integradora. Es cierto que el
actual futbolista de la Lazio se adapta, por sus condiciones físicas,
perfectamente a la idiosincrasia del fútbol inglés -desde donde pujarán por
ficharle con mayor ahínco-, pero no es menos cierto que su calidad y facilidad
asociativa, su sentido de la continuación, su visión de juego y su espectacular
capacidad para mantener el balón bajo presión le convierten en un interior
muchísimo más complejo que un valiosísimo, aunque lineal, llegador de calidad
depurada y físico dominante.

Además de todo ello, Milinkovic-Savic es también
un mecanismo de salida y de profundidad fantástico para su equipo. Los biancocelesti acostumbran a avanzar casi de forma intuitiva en
busca de los puntas de forma presta y Milinkovic actúa como ligazón
entre la medular y el área, debido a su agilidad mental, a su espíritu de trequartista,
a su capacidad para influir en muy diversos contextos. Es el hombre al que la
Lazio busca en primer lugar en  zonas
centrales como primer apoyo para batir líneas y acelerar a través de su pase o
de su conducción. Acciones que pone en ristre a partir de un primer control
orientado que marca diferencias y para las que se sirve de su corpulencia a la
hora de proteger y salir y de su zancada para marcar la primera distancia con
respecto a su marca y encontrar un horizonte, por pequeño que sea, para poner a discurrir su ingenio.

El gran campo de mejora de Milinkovic-Savic está
seguramente en su falta de capacidad reactiva para correr hacia atrás, la cual
combina de forma aventurada con un tinte impulsivo a la hora de lanzarse a
presionar sin tener en cuenta la disposición trasera de sus compañeros. Una
circunstancia que está puliendo a medida que gana en madurez, pero que todavía
puede costarle alguna foto desagradable si el rival encuentra desorden y
espacios detrás de su espalda. Sin embargo, tal particularidad no resta un solo
cero a su valor como futbolista. El director deportivo de la Lazio ha
afirmado que el pasado verano ya rechazaron una oferta de 70 millones de euros
por él y que su precio es mucho mayor que esa cantidad. Y teniendo en
cuenta las cifras en las que se está manejando el mercado, Igli Tare
tiene aquí toda la razón.

Una vez ha terminado de conocerse a sí mismo, de dominar
su cuerpo, de adaptar a él su depurada calidad, el serbio nos ha convencido y
se ha convencido de que estamos ante un excelente centrocampista creativo, muy
capaz de desempeñar ese rol de ida y vuelta para el que es idóneo, pero mucho
más amplio como futbolista. Y es que su impacto está siendo brutal a
nivel estilístico, estético, visual, asociativo y productivo. Es el interior
más goleador de las grandes ligas europeas, sí, pero también el jugador de su
equipo que más pases por partido realiza en la mitad rival.

Con 23 años recién cumplidos, su crecimiento sigue
siendo exponencial y su margen de mejora muy extenso, una vez ha encontrado su
forma de hacer las cosas sobre el terreno de juego, y no sería descabellado
afirmar que estamos ante el mejor futbolista de todo el Calcio durante la
presente campaña. Al menos, seguro, ante uno de los futbolistas que más
bonito juegan y que más llaman al espectador neutral para sentarse a verle
desplegar su amplio catálogo de virtudes. Y sin duda, ante un jugador
más que preparado para ser dominante en cualquier grande europeo. Desde ya.