El Atlético pierde en San Mamés y ha dilapidado una ventaja al frente que no se recuerda, fracasado. El Athletic jugó dos finales de Copa en 10 días y en ambas claudicó, fracasado. El Real Madrid no pudo pasar del empate contra el Betis cuando tenía el liderato a tiro, fracasado. El Villarreal de semis europeas pierde en casa, fracasado. El Barcelona no pudo con Mbappé, fracasado. El Sevilla se vio devorado por Haaland, fracasado.
Que Zidane no gana ningún título este curso, fracasado. Que el Cholo no consigue que el juego de los suyos sea portada de l´ Equipe, fracasado. Que Koeman sólo gane la Copa sufriendo, fracasado. Que Lopetegui no gane la Liga con el Sevilla, fracasado. Y Pellegrini, el Betis sin Champions, fracasado. Y Javi Gracia no llevando al Valencia a Europa, fracasado.
Da igual dónde se dé. El Espanyol no ascendió en diciembre, fracasado. El Real Mallorca aún no es matemáticamente de Primera, fracasado. El megaproyecto de la UD Almería no está en entre los dos primeros, fracasado. El Leganés que pagaba cláusulas en verano tuvo que cambiar de entrenador, fracasado. El Tenerife y Las Palmas no están en play-off, fracasados.
Y así. El periodista de deportes, fracasado. El narrador de Segunda, fracasado. El cronista local, fracasado. El colaborador ocasional, fracasado. El padre que llega tarde a recoger a su niño al colegio, fracasado. El marido que no se acuerda de una fecha especial, fracasado. El que no pronuncia bien un nombre, fracasado.
Por último. El que tiene opinión, fracasado. El que opina diferente, fracasado. El que no te baila el agua, fracasado. El que no se arrodilla ante tus memeces, fracasado. El que no le ríe las gracias al que todos se las ríen, fracasado. El que se queda en casa en plena pandemia, fracasado. El que no pilla ni con mascarilla, fracasado.
En cambio tú… tú eres perfecto.
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