Aunque el sorprendente empate en el descuento del CSKA en el frío y desangelado estadio Luznhiki lo ha hecho inútil, Francesco Totti ha hecho gol una vez más. El capitán romano ha mejorado su récord como futbolista más veterano que ha anotado en una fase final de Champions League. Más de dos décadas goleando por Italia y Europa, siempre con los colores giallorossi y la loba sobre el pecho. En Rusia fue un disparo brutal, un misil de falta directa sobre la misma frontal del área, que fue provocada por un futbolista que, 14 años menor que él, está siguiendo sus pasos.
Alessandro Florenzi es romano, de Vitinia, un pequeño barrio a las afueras de la capital italiana, situado a la vera de la Via Ostiense, el camino que lleva al puerto de Ostia. Alessandro Florenzi también es romanista. Entró en la cantera de la Roma con 11 años, después de iniciarse en el pequeño equipo de la vecina Acilia, bajo la atenta mirada de su madre, que trabajaba en el bar del centro deportivo del barrio.
Origen, talante y actitud humildes. De hecho, todavía se le ve por el barrio con su vieja Lancia abollada, ahora como hace un par de años cuando las calles se vaciaban para ir al bar a seguir a Florenzi en sus partidos con el Crotone. Una verdadera comunidad. También ahora, por supuesto, ahora que Sandrino se ha convertido en pieza clave en el sistema de Rudi Garcia en la Roma e internacional con la selección italiana.
En la cantera de la Roma destacó como mediapunta, aunque fue como mediocampista cuando rompió, después de que Andrea Stramaccioni, entrenador entonces de los Allievi, actualmente en Udinese, retrasara su posición sobre el campo. Desde allí Florenzi dirigió al equipo campeón del Torneo Primavera en 2011 y posteriormente fue cedido durante un año con enorme éxito al Crotone, en Serie B, un equipo habitual rampa de lanzamiento en los últimos años de buenos jugadores para la élite.
Trabajo incansable, recorrido, sudor, intensidad, carácter. Unas características que le permiten codearse con los mejores futbolistas de Italia, tras darse a conocer en la ciudad pitagórica y explotar definitivamente en la Roma, primero con Zeman y ahora con Garcia. Aspectos que también encajan a la perfección con otra de sus grandes virtudes, su polivalencia. Tanto en Crotone como en Roma, Florenzi ha jugado como volante, regista, extremo, trequartista, interior, falso nueve, organizador en doble pivote e incluso como lateral derecho, su posición en el último partido en Moscú. Y siempre con un rendimiento impecable, merced a su clase y absoluto compromiso.
Alessandro Florenzi sigue las huellas de las dos generaciones que le preceden: la de Francesco Totti y la de Daniele De Rossi. Dos jugadores que sienten el escudo como pocos, one-club men que dirían los ingleses, para los que defender el brazalete de capitán no es solo un orgullo, sino una obligación. En un futuro más o menos próximo, la presencia de Florenzi en el equipo permitirá que ese sentimiento no decaiga en la plantilla romana.