Enrique JULIÁN GÓMEZ – Tres años y medio ha durado la tortuosa experiencia de Massimiliano Allegri en Milán. Una época en rossonero en el que las inacabables dudas y una constante sensación agridulce han sido las señas de identidad del técnico toscano, que ha sido una de las caras visibles del fracaso de la 'operación renove' en el Milan.
Llegó al banquillo del Milan tras la decepción de Leonardo y con el buen trabajo realizado con un limitado equipo como el Cagliari a sus espaldas. Con un juego más efectivo que agradable para el aficionado, de la mano de un excepcional Zlatan Ibrahimovic y con rivales bastante disminuidos devolvió el Scudetto a las vitrinas del Milan, el segundo durante el nuevo siglo, siete años después del único que se consiguió con Ancelotti. Del mismo modo, aguantó la carrera hasta el final a la primera Juventus de Conte en el siguiente campeonato, para finalizar segundo. Sin brillantez en el juego, sin gran continuidad pero con mucha eficiencia en cuanto a resultados, con un equipo sostenido más por sus nombres que por su bloque.
Sin embargo, el proceso de renovación del Milan, con una economía acuciada por las deudas, obligó al club a deshacerse de sus estrellas, caso de Ibrahimovic y Thiago Silva, y de sus viejas glorias y pesados salarios. Una situación que pilló a Allegri en primera línea de fuego y que no supo sortear. Cierto es que Allegri no era el encargado de la desastrosa política de fichajes milanista, que le dejó una plantilla mediocre y descompensada, con una defensa de un nivel más que discutible, especialmente para un equipo de la talla del Milan. Pero siempre dio la sensación de que el equipo de Allegri podía dar más de sí, especialmente con el balón en los pies.
Massimiliano Allegri con Kaka' en un partido de esta temporada | Getty Images
La pasada temporada, tras el decepcionante inicio, se agarró a los clavos ardiendo que supusieron primero la explosión de El Shaarawy y luego la llegada de Mario Balotelli para remontar y clasificar al equipo, no sin polémica, para la Champions League. En la presente, con ambos 'salvavidas' fuera de combate, uno por lesión, el otro por actitud, y el veterano Kaka' y el fiable pero inconsistente Montolivo como líderes, Allegri ya no tenía una aparición a la que arrimarse.
Actualmente, el Milan es undécimo con apenas 22 puntos, a una treintena de la líder Juventus, por detrás de equipos como el Torino, Parma o Genoa y a la altura de otros como Atalanta o Cagliari. Y es que el Milan no tendrá plantilla para competir por el Scudetto, parece claro, pero en ningún momento tiene peores jugadores que los anteriormente referidos. En ese sentido, la responsabilidad de Allegri es grande.
La estruendosa última derrota contra el Sassuolo, debutante en Serie A y que no ganaba desde noviembre, recibiendo cuatro goles, todos del jovencísimo Berardi, de 19 años, fue el último servicio de Allegri como técnico y la oportunidad perfecta de despedirle como golpe de efecto de cara al público. Su continuidad estaba ya en entredicho desde hace año y medio y su permanencia estaba justificada más por la falta de fondos para contratar otro técnico y su actuación como “escudo” de las críticas al equipo que por méritos deportivos.
Allegri es el quinto técnico despedido a mitad de temporada en la era Silvio Berlusconi, que comenzó en 1986, después de Liedholm, Tabárez, Zaccheroni y Fatih Terim, este último hace 13 años para dar paso a Carlo Ancelotti. También se puede considerar el primero de la era Barbara Berlusconi, y es que le hija de el expremier italiano, que tras su conflicto abierto con Galliani ha aumentado su poder en la toma de decisiones del club -si bien oficialmente fuera del apartado deportivo- apostaba decididamente por la destitución de Max Allegri. Finalmente parece que Barbara se ha salido con la suya y sus bazas, Pippo Inzaghi y Clarence Seedorf son los favoritos para entrenar al club.
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