Recuerdo perfectamente a mi abuelo sentado en su sillón orejero, de esos que olía a gato y a humo y tenía una tela horrible de estampados de los 80 y que dolía a la vista, pero que era tan y tan de abuelo. Decía él que: “ni los buenos son tan buenos, ni los malos tan malos”. A mí por aquel entonces en mi infinita ignorancia infantil me parecía la absurdez más grande del mundo. ¿Cómo no iba a ser el malo de la película el más malo absoluto? Y si los buenos siempre ganan, ¿por qué iba a resultar el bueno un poco menos bueno de lo que a los ojos del mundo parecía?
Es indudable que siendo una niña mi juicio del bien y el mal se remitía a lo que mis padres me pudieran decir. Pero mi abuelo es su infinita sabiduría me había dado la llave para comprender muchos años después que quizás para entender y definir el bien y el mal habría que escuchar ambos lados, el del bueno y el del malo, y finalmente aplicar esa frase que habré escuchado muchas veces cuando llegaba llorando porque alguno de mis progenitores me habría denegado algún deseo de la niñez.
Por eso, en aún mi ignorancia, a medida que iba creciendo y observaba desde la distancia al amor de mi vida me preguntaba: ¿cómo puede ser posible que alguien crea que hay sólo maldad en algo que me hace tan feliz? ¿Cómo, en nombre de Dios, podría ser que el Bayern München fuese el malo de la película? Ya entrada la pubertad encontré las respuestas a mi ignorancia: “El Bayern es el malo de la Bundesliga”. Entendí entonces algo que desde que caló en mi mente lo he odiado, a pesar de amar a mi club más que a nada en este mundo: la compra masiva. Y por más inri dentro de su propia liga. La prensa dice que debilita la competición, los clubs se quejan de que sus jugadores se marchan a Bavaria para después salir cedidos o acabar relegados a calentar los asientos del banquillo. Disfrutar de pocos minutos –o ninguno a veces-, mientras que su antiguo club nota un vacío en el lugar del fubtolista que muchas veces le cuesta mantener el ritmo que llevaba en la competición. Nunca me ha gustado que para una misma posición haya hasta 5 jugadores diferentes, y todos de calidad excelente, porque es abusivo. Sí. Abusivo. En esto estamos de acuerdo. Pero señoras y señores: “ni los buenos son tan buenos, ni los malos son tan malos”.
Todos sabemos la historia que nos cuentan, pero escuchen, lean y entiendan la historia del malo de esta película llamada “Bundesliga”:
En su infinita maldad el Bayern sabe que sin competidores, reales o no, la liga sería un fracaso, los rivales cerrarían el ‘chiringo‘ y muchos jugadores de calidad se quedarían por el camino o marcharían a otras tierras. Es difícil explicar porqué, o con cuál propósito el club Rekordmeister hace según que cosas, pero las hace. Normalmente, en pretemporada veraniega, antes de empezar la competición doméstica, el Bayern decide organizar un partido benéfico en el cual un club con mal estado económico se queda con el 100% de la recaudación, de esta manera el club tiene unas “pérdidas” que a sus cuentas bancarias no le hace cosquillas y el club beneficiado puede sanear las suyas e intentar fundamentar su nuevo recorrido en unas nuevas directrices. La solvencia económica del fútbol y la rentabilidad y proximidad de este mismo es una de las máximas prioridades de la directiva del Bayern.
Pero no sólo de partidos benéficos vive el Diablo. No, eso sería demasiado poco en el yang de este ying. El FC Bayern München e.V. ha ayudado a salvar una y otra vez a clubs para mantenerlos a flote y evitar su desaparición. Su máximo rival histórico, el TSV 1860 München, puede atestiguarlo. Los leones se alojan en su estadio, el Allianz Arena, pese haberse retirado oficialmente hace años de sus pagos y renegado a tener estadio, y en varios momentos de la historia del fútbol muniqués los ‘bávaros’ inflaron dinero en las cuentas bancarias de su rival con tal de no verle desaparecer. O el conocidísimo club de Hamburgo, el St. Pauli, estuvo a punto de quedarse sin licencia antes de que el Bayern se ocupara de mediar con la DFL -Deutsche Fußball Liga- para que esto no pasara. Pero esta es la punta de un iceberg que se expande en años y años de historia y de actos no sólo de beneficencia. Porque “business it’s bussines”.
En la quiebra del Borussia Dortmund y la casi desaparición del club aurinegro, aparecieron de la nada 2 millones de euros que según el mismo presidente borusser dijo, eran libres de intereses y que se devolverían a su dueño en su debido tiempo. Dos años después se supo que fue el propio Uli Hoeneß en persona el que llevó la cantidad que hacía falta a las arcas del que en las temporadas siguientes fue su máximo rival.
Dicho de otra manera, puede que el Bayern no sólo se preocupe por su microentorno, sino por lo que les rodea en el país. El Diablo quiere saber que arde en el infierno y que brilla en el cielo. O puesto en palabras de mi abuelo: “más sabe el Diablo por viejo que por Diablo”; y en este caso el Diablo viste de Armani y se llama Bayern München.
Dortmund / Barcelona, 1992. CM de @BayernSphera. Trabajando en el Deutsches Fußballmuseum en Dortmund. "El fútbol es un juego simple: 22 hombres persiguen un balón durante 90 minutos, y al final los alemanes ganan."
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