Éxtasis. Se trata del estado declarado esta temporada en Mestalla. Sin la aplicación del artículo 155. El Valencia se quiso independizar de la mediocridad más absoluta el pasado verano con la entrada de Mateu Alemany y el fichaje de Marcelino García Toral y lo ha conseguido. Cambiando el rostro de una plantilla casi al completo y dando acomodo a tipos que sí tienen en su DNI códigos como el compromiso, la humildad, la solidaridad y el respeto a un club casi centenario. Si además se tiene un entrenador que con dos notas de audio de WhatsApp embelesa a jugadores de reconocida sustancia, se llega a la conclusión que nada de lo que está ocurriendo en Valencia es casualidad.
Combina melodías suaves, que producen cosquilleo aterciopelado en los oídos, con cadencias virulentas basadas en estampidas atronadoras. El VCF de Marcelino es un regalo para la vista. Con unos discípulos entregados al discurso del rey de Villaviciosa y una determinación a prueba de bombas. En estos momentos es el mejor equipo de la Liga. No creo estar descubriendo la Mononucleosis infecciosa.
El Valencia celebrando un gol en el campo del Real Betis | Getty
Colectivamente funciona casi a la perfección. Compite ante cualquiera, tiene automatizados todos los mecanismos y es reconocible a ojos de todo el mundo. Individualmente, Marce ha hecho crecer a los pocos que mantuvieron el carnet de abonado del vestuario y a los futbolistas que han llegado. Neto da puntos, Gayà se hizo mayor, a Murillo se le está poniendo cara de Otamendi, encontrarte con Paulista es como ir al dentista y Garay ha recuperado sensaciones pretéritas. Además, Parejo vuelve a ser el faro que vimos con Valverde. En el capitán está depositada toda la confianza de su entrenador y no está fallando. A su valor ha ayudado la llegada de Kondogbia, un pulpo con un físico imponente, una ocupación del espacio sensacional y que, además, hace relojes. De todos los colores y con esferas plateadas o doradas. Carlos Soler ya es una estrella. Habrá tiempo para reclamar que, según está el mercado, sus 80 millones de cláusula son irrisorios, pero hay que sentarse con él y situarle salarialmente donde merece. Insisto, ya es una estrella. De la casa, del Valencia y con un entorno perfecto para que sea un one man club. Posiblemente, top 3 del Valencia en este maravilloso arranque de temporada.
Rodrigo simboliza lo que es Marcelino. Ha vuelto a la selección tras demostrar que en un sistema que estruja la transición y el vértigo, puede convertirse en ejecutor. Sabíamos de su trabajo y profesionalidad, pero no de la contundencia. Y ahora elige bien y ve la portería como un océano. Zaza se quitó el traje de Toquero y, tras unos repuntes del sastre asturiano, se ha puesto el de Luis Suárez. O el de Cristiano. Números de bicharraco. Lleva 8 goles en 9 partidos, su incidencia fuera del área se ha elevado por completo y está dando puntos vitales a su equipo. Il Bicho juega en Mestalla.
Gonçalo Guedes bate a Sergio Rico | Getty
Pero por encima de todos brilla el cohete. Una de las mayores animaladas que se recuerdan por Mestalla. Híbrido de Claudio López y Mijatovic, con la singularidad de ganar partidos de David Villa y con el disparo encolerizado de Cristiano. Gonçalo Guedes ya es el nuevo ídolo de Mestalla. A una velocidad endemoniada y perversa le acompaña una conducción de balón neurálgica. Su potencia te liquida al espacio y su arrancada te deja libre para que el “flash” te saque más guapo. El portugués es un escándalo de futbolista. El frenillo es que está cedido por el PSG y parece hartamente complicado poder hacerse con sus derechos económicos y federativos. Pero se ha de intentar. Invito al señor Peter Lim a que lo ambicione por todos los medios. Ahora ya sabe en qué se estaría gastando los euros. Gonçalo Guedes en solo 5 partidos completos y dos ratos tiene a su gente entregada. 5 asistencias y 3 golazos son su carta de presentación en la Liga. Estamos ante un futbolista diferencial y eso lo sabe Valencia. Por eso lo pide, por eso lo anhela. De momento, vamos a disfrutarlo.
El VCF ha vuelto. Desde Singapur se entendió al fin la importancia de dejar el control a gente capacitada y los resultados han llegado sin espera. Este equipo divierte, te exprime y te acompaña a un estado de felicidad permanente. Que haya conseguido el mejor arranque de su historia es el compendio de una causalidad estremecedora. La condensación de tener un grupo de profesionales que sí corresponden a un escudo histórico. Que dure.
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