“𝙎𝙞𝙚𝙢𝙥𝙧𝙚 𝙦𝙪𝙚 𝙡𝙡𝙪𝙚𝙫𝙚 𝙚𝙨𝙘𝙖𝙢𝙥𝙖”. Esa frase se la dijo en 2001 Don Luis Aragonés a Sergio Boris, jugador canterano del Real Oviedo. El equipo asturiano caía 4-2 en Son Moix ante el Real Mallorca del ‘Sabio de Hortaleza’ y consumaba así el descenso de categoría. En ese equipo roto militaba un delantero serbio llamado Velkjo Paunović.
La lluvia caída en Palma derivó en tormenta y 24 años de precipitaciones constantes generaron fango, barro y lodo en cantidades industriales, dejando al equipo carbayón al borde de la desaparición, llegando a caer a la 3ª División y poniéndose en manos del pueblo para ser salvado. Se compraron participaciones del club desde más de 41 países. Y sí, quién firma esto también es orgulloso accionista minoritario del club, como tantos otros miles de personas que no te dejaron morir. Inquebrantables.
Ayer, sobre las 23.30, el sol volvió a salir en mitad de la noche ovetense. Vuelve el Real Oviedo a Primera División de la mano del mismo serbio que lloraba en Son Moix en 2001, vuelven los cromos en la élite, y los niños de esa bonita ciudad sabrán, por fin, lo que supone ser equipo de LaLiga.
30.000 personas en el Carlos Tartiere, 5 ascensos de Francisco Portillo (qué golazo, niño), 40 años de Santi Cazorla (te esperan ovaciones en cada estadio en la 2025/26) y fin a un infierno de 24 años. Números con poso que ilustran una reconquista. ‘Orgullo, valor y garra’, la película.
El cielo es azul y ayer hubo jarana. Lo celebra Vetusta y lo baila ‘La Regenta’. La estatua de ‘Rufo’ ladra feliz, sonríe Luis Aragonés, Radomir Antić, Peter Dubovsky, Pelayo Novo, mi madre (piloñesa de pro), mi abuelo materno (abonado oviedista durante décadas) y todos los que se nos fueron antes de tiempo. Sonríe una ciudad, un Principado y un país. Ha dejado de llover.
Decidle a Fernando Alonso que ‘la 33’ en verdad era esto. Avisen a Melendi que al ‘Volveremos’ hay que cambiarle el tiempo verbal porque ya es ‘Volvimos’. Una vuelta forjada en 8770 días. Fuego en la lluvia y resiliencia diésel. Caerse es lícito y levantarse una obligación. Aunque tardes 24 años.
