El debate sobre quién es el mejor jugador de la historia es un tema sobre el que se puede hablar horas y horas. Cada uno tiene su opinión y sus gustos, por lo que, dentro de unas pocas opciones racionales, cada uno tiene su candidato favorito. Hay tres -como mucho cuatro- opciones entre las que elegir, pero al final la gran mayoría de la gente se acaba decantando por uno de los dos argentinos legendarios: Maradona o Messi. Dos jugadores diferentes y a la vez similares, de la misma escuela argentina y que nos emocionaron en multitud de ocasiones al verlos jugar. Los sentimientos que estos dos genios han provocado en los aficionados al fútbol no se pueden describir ni cuantificar, todavía no hay palabras para ello.
Siendo ambos argentinos y de un perfil similar, era inevitable que se los comparase. Messi ha tenido que vivir toda su carrera con la continua comparativa con el Diego, y lejos de rechazarla le abrió lo brazos. Tanto es así que, en más de una ocasión, llevó a cabo jugadas solamente vistas en el legendario ’10’. Una de ellas fue el solitario gol que Maradona le anotó a Inglaterra, cogiendo el balón en campo propio y regateando a un jugador tras otro hasta dejar el balón en el fondo de la red. Messi hizo su propia versión en la ida de las semifinales de la Copa del Rey frente al Getafe, en abril de 2007. En apenas 12 segundos, el argentino recorrió 55 metros, superó a seis rivales y logró uno de sus primeros goles que pasaron a la historia. Tenía 19 años. Aquel partido terminó 5-2 para el Barcelona y, aunque en la vuelta el Getafe lo remontó con un 4-0 y se clasificó a la final, aquella eliminación quedó eclipsada por uno de los goles más increíbles de la historia.
Pero la cosa no quedó ahí. En los cuartos de final del Mundial de México, Maradona le anotó dos goles a Inglaterra: uno, del que estábamos hablando; y otro, probablemente el segundo gol que más se recuerda del Diego, la ‘Mano de Dios’. Remató un balón con la mano por encima del portero e hizo creer a los árbitros que había sido un remate de cabeza. Ambos tantos sirvieron para clasificarse a las semifinales del Mundial 86′, competición que terminarían ganando. Como si fuese un reto personal replicar aquellos dos goles legendarios, Messi también hizo su propia versión de la ‘Mano de Dios’.
Ocurrió tan solo dos meses después del anterior, en junio de 2007. El Barcelona iba perdiendo contra el Espanyol, su gran rival local, y el tanto supuso el empate justo antes del descanso. La maniobra fue muy similar pues Messi remató con la mano un balón aéreo al que no llegó con la cabeza, pero sí logró disimularlo con el gesto. El damnificado fue Carlos Kameni que, junto a sus compañeros de equipo, trataron de reclamar al árbitro y a su asistente, pero hicieron caso omiso. El partido terminó en empate y LaLiga fue para el Real Madrid. Barcelona y Madrid terminaron esa temporada empatados a puntos (76) con los culés invictos en casa.