Giampiero Ventura lo arropó desde el primer día dentro de su manta táctica y ahora es él quien irradia calor por sí mismo y lo conduce de manera altruista hacia el resto del colectivo en forma de resultados. Daniele Baselli aterrizó el pasado verano desde Bérgamo para sustituir a Omar El Kaddouri como verso libre de un Torino de corsé prosaico. No es que el marroquí supusiese un hito demasiado difícil de superar pero el joven italiano venía del Atalanta con los mismos defectos de fábrica que el hoy jugador del Nápoles: calidad con grandes baches de continuidad, tenue capacidad para decidir partidos en solitario y carencias de intensidad mezcladas con dosis de evasión. A priori, no había muchas diferencias entre dos claros representantes de la estirpe de los pecho frío.
En una estructura de poquísimo peso creativo en la medular, era lógico pensar que Baselli, bien protegido en los costados, iba a ocupar zonas limítrofes a la gestación del juego debido a su buen toque de balón, en una renovación de intenciones por parte de Ventura destinada a ganar peso específico en posesión. Sin embargo, el técnico genovés ha mantenido su idea base en el centro del campo, compuesta de un coche escoba y de un interior derecho de físico y con potencia para la ida y vuelta, manteniendo el pico álgido de calidad y finura en la zona opuesta, donde Baselli ha cuajado a las mil maravillas como encargado principal de tirar hacia arriba del bloque con pelota, contando siempre con el carrilero contiguo como socio para el apoyo o el arrastre de marca, en una suerte de medio camino entre un regista metódico y un mediapunta de potrero.
Su fichaje era un seguro en cuanto a talento técnico se refiere pero Baselli se ha ganado a la hinchada granata desde el primer día gracias a su sorprendente muestra de personalidad y al lucimiento de unos galones propios de un jugador franquicia y sumamente decisivo. Intangibles determinantes que están haciendo del canterano de la Dea un centrocampista completo capaz, ahora sí, de ofrecer un plus añadido a sus virtudes ya conocidas, tales como su excelente dominio con ambos pies, sus dotes para la entrega y las acciones de estrategia, la conducción elegante no excesivamente rápida pero sí excesivamente segura con giro y pausa para no perderla casi nunca y hallar recorrido a través de ella, el recorte hacia zonas interiores y el buen chut lejano, ese del que tantos réditos está extrayendo en este inicio de Serie A y que le sitúa actualmente, junto a Pjanic, como el centrocampista con más tantos del Calcio. Una circunstancia que le ha permitido igualar ya los guarismos goleadores de sus dos anteriores campañas en la élite del fútbol italiano.
No es que Baselli aparezca mucho más en los partidos ahora de lo que lo hacía en el Atalanta pero ha multiplicado por mucho la eficacia de sus acciones con un arrojo que no se le sospechaba bajo la capa de hielo que cubría a este dechado de clase y buenas maneras. Tanto es así que su papel está siendo vital para que el Torino pueda contar con un recurso extremadamente valioso para una segunda línea altamente limitada para encaminarse al arco rival hasta su aterrizaje en Turín enmarcada en un aporte ofensivo coral que quedaba demasiado reducido a las subidas de los carrileros. No se le ha asignado, por tanto, el rol esperado de tener que marcar el tempo sino que su figura creativa se explota especialmente para la llegada al área con punch, aunque por su formación como mediocentro no está exento de quite cuando se muestra generoso en el esfuerzo defensivo. No es agresivo ni explosivo pero está bastante por encima de la media en cuanto a calidad, lo que le sirve para ser, con diferencia, el hombre más talentoso y determinante del Torino, si bien es cierto que aún debe mejorar notablemente en participación y en su capacidad para el último pase para, de este modo, seguir creciendo y seguir haciendo crecer a los que le rodeen sobre el rectángulo de juego.
A sus 23 años, Baselli, que nunca logró asentarse como titular en el Atalanta, se ha sacudido la escarcha de los hombros, cuenta con la confianza plena de todo el entorno en el club granata y está cerca de superar una barrera fundamental para un futbolista joven tildado de promesa: su momento está dejando de ser el futuro para estabilizarse en el presente. El mezz’ala del Toro, que lo fichó por tan sólo cuatro millones de euros este pasado verano, ha jugado todo de titular cuando las lesiones no se lo han impedido, es una de las grandes sensaciones en este primer cuarto de campeonato y está llamando ya a las puertas de la selección italiana con la prudencia de un carácter tímido pero de una forma explícita propia del que ha decidido ser constante y decidido en sus propósitos. El timbre suena y Antonio Conte ya debería estar en camino para recibirlo en la Nazionale por primera vez. Parecía imposible pero Baselli, hoy por hoy, no deja frío a nadie.
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