Hay fechas que a lo largo de la historia han quedado marcadas por algún acontecimiento importante y de gran relevancia; el descubrimiento de América, la llegada del Apolo-11 a la Luna, cuando Fleming descubrió la penicilina… Pero en materia de fútbol, y de Calcio sobre todo, la fecha del 12 de enero de 2014 será recordada por la Serie A como el día en el que Domenico Berardi destrozó al Milan anotando cuatro goles. Un póker que puso en boca de todos al delantero calabrés, pasando a ocupar las portadas del panorama nacional. Cuatro tantos que, entonces, provocaron el despido de Massimiliano Allegri como entrenador del equipo rossonero, que a día de hoy sigue en una crisis de identidad que no hay por donde cogerla.
Dos temporadas después de aquella tarde de ensueño para Mimmo, el Milan recibe en San Siro al Sassuolo en el que será el quinto enfrentamiento en competición oficial entre ambos conjuntos, los mismos que ha disputado nuestro protagonista vestido de neroverde, cuya suerte es la de poder decir que ha perforado las redes milanistas en siete ocasiones (el ya mencionado póker más el hat-trick de la pasada campaña). Casi nada.
Se trata de un jugador diferencial, eléctrico, con capacidad para asistir y notable en el uno contra uno. Es capaz de liderar el ataque, pues su olfato goleador es de pura sangre. Un asesino del gol al que reclaman en Turín para vestir la camiseta de la Juventus la temporada que viene, pues consideran que su adaptación a la máxima categoría del fútbol italiano ya se ha completado en estos tres (grandes) años que ha pasado a las órdenes de Eusebio Di Francesco, el técnico que ha pulido a una perla que no para de deslumbrar.
Y tras los grandes acontecimientos protagonizados por Berardi, que se suman a las dos permanencias logradas por el Sassuolo en Serie A (acumula solo dos presencias en la máxima categoría), la pequeña localidad de la provincia de Módena de apenas 40.000 habitantes vive en un continuo éxtasis, gracias al buen hacer del equipo en general y de su estrella de póker en particular.
Una hora y media de partido para que el atacante sureño ponga a su víctima favorita entre sus fauces. Es la oportunidad de confirmar el gran momento de su equipo y de ponerse él mismo a tono después de un inicio de temporada pobre y marcado por las lesiones. Solo queda esperar y ver si se repite la historia. Avisado queda todo el mundo. Repartan cartas que Mimmo manda en esta mesa.
Gran Canaria, 1996. Fútbol Internacional por los cuatro costados. Amante del Calcio. Me encanta escribir y el mundo audiovisual. Gestiono la cuenta satélite de Sphera Sports sobre fútbol italiano, @CalcioSphera. En Twitter me encuentras como @Jaime96Ojeda.