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Fútbol Internacional

Decepciones

La campeona del mundo jugó su peor partido en el momento menos adecuado y fue, cuanto menos, sorprendente. El desencanto es evidente, al no poder alcanzar un oro en el que tantos confiaban. España llegó a estos Juegos como la gran favorita; avalada por sus grandes éxitos y con las expectativas muy altas. Sin embargo, ante Brasil cayó de manera estrepitosa. El partido falló en todos los aspectos y la selección estuvo irreconocible. A pesar de ello, hasta que llegó el cuarto tanto brasileño, no desapareció la esperanza, porque la entrada -tardía- de Alexia agitó la coctelera y provocó creer en un milagro. No pudo ser, ni por arte de magia.

El éxito conlleva una carga y estas futbolistas, que han quemado etapas hasta llegar a la cima de una manera asombrosa, soportan ese peso en sus espaldas. Son las primeras que han experimentado la dolorosa sensación de una responsabilidad exigente. Hay discursos rigurosos y clementes. Seguramente, no acierten unos ni otros. La mala costumbre nos ciega. No podemos hablar de fracaso cuando uno pone su empeño en lograr un objetivo. Por otro lado, no reconocer la decepción sería un auténtico engaño. No hay que esconderla en un cajón revuelto, sino mirarla a los ojos para poder asimilarla. Ellas, las jugadoras, serán las primeras que lo harán. Es la única manera de levantarse y seguir peleando.

Aitana Bonmatí habló en los micros y reconoció que el equipo no ha estado al máximo nivel en este torneo. Lo hizo tras una durísima derrota, vestida con la camiseta de su rival en un gesto de respeto. No podremos decir lo mismo de Priscila que, tras el primer gol que encajó Cata Coll por un error propio, festejó ante la guardameta de manera provocadora y nada elegante. En el otro lado de las cosas, la reverencia en el podio de la gimnasia artística por parte de Simone Biles y Jordan Chiles para admirar la grandísima actuación de Rebeca Andrade o la entrega de medallas donde He Bing Jiao lució un pin de España para hacer presente a Carolina Marín tras su lesión son ejemplos. Gestos que se aplauden y engrandecen al deporte. A la delantera brasileña se le olvidó el espíritu olímpico y el fútbol volvió a evidenciar que debe aprender de sus vecinos en París. Otros deportes ya nos han demostrado que el respeto al rival es un requisito imprescindible para competir.

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Editora en SpheraSports. Especialista en Scouting y análisis de juego por MBPSchool. Sport Social Media. Eventos Deportivos

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