Estaremos todos de acuerdo que en esta vida hay muchas decisiones que son muy complejas de tomar. Decidir es elegir y elegir es renunciar. Este axioma, tan duro como cierto, vale para la vida y el deporte. En una sociedad que fagocita la paz interior, te empuja a la competitividad en todos los ámbitos y que te abona de forma perenne al ‘más y mejor’ hasta llevar cuerpo y mente al extremo, el tener el sosiego de bajar revoluciones y dar una paso al lado es muy de admirar. Eso, ni más ni menos, es lo que ha hecho Toni Kroos anunciado su firme decisión de retirarse del fútbol profesional al acabar la EURO 2024.
En en el 99% de casos análogos, es el fútbol quien suele soltarle la mano al futbolista. No es el caso de Toni, pues ha sido el excelso centrocampista teutón quien ha decidido dejar este deporte. Lo hace con 34 años, tras ganar TODO lo imaginable y siendo la brújula, el compás, el ancla y el GPS de un equipo que el próximo sábado buscará ganar su 15ª Copa de Europa. No descartemos incluso, que este rubio majestuoso recoja el próximo Balón de Oro siendo ya ex futbolista, algo inédito.
Kroos siempre se ha sentido cómodo en ir contracorriente, un ‘rara avis’ que arrojó luz, clarividencia y clase -dentro y fuera del terreno de juego- a un fútbol repleto de egos, vanidades, servidumbres e hipocresías. Poder decidir tu final desde la cúspide de ‘la cadena trófica’ es una suerte y un privilegio. Hay que ser muy inteligente y muy bueno para poder escribir y controlar el relato de tu epílogo. Las botas de Toni Kroos son ya patrimonio del fútbol. El modo en que las ha colgado también. Danke, Toni.