Erick Zavala | Chile, el vigente monarca de la Copa América. Cuna de figuras mundiales como Arturo Vidal, Alexis Sanchez, Charles Aranguiz o Claudio Bravo. El país número 3 en el ranking de la FIFA. Todos esos logros recientes contrastan de manera brutal con la realidad de una liga local que se fractura bajo los golpeteos de escándalos financieros y dueños de clubes que poco saben del peso del fútbol en la sociedad.
Si bien el mal manejo, por parte de los dirigentes, en los clubes de la liga chilena no es algo nuevo –de hecho gatilló, por ejemplo, la quiebra de los clubes sociales y deportivos para dar paso a la llegada de sociedades anónimas-, desde el destape del escándalo de corrupción que protagonizó el ex presidente de la Asociación Nacional, Sergio Jadue, todo lo que tiene que ver con cómo se están administrando los dineros (escasos, por cierto) y las directivas de los clubes se escucha mucho más fuerte y es del interés de muchas más personas.
Clubes casi en la quiebra, el 90% de los clubes de primera división con un balance del 2015 en números rojos. Un campeonato devaluado, con un campeón que logró 29 de 45 puntos posibles, lo que explica, por ejemplo, que ningún representante nacional pasara la fase de grupos de la Copa Libertadores. Estadios vacíos gracias a los altos precios de las entradas y a las medidas gubernamentales que están hechas solo por compromiso, pero que nunca han estado bien apuntadas ni bien implementadas. Todo esto es el resultado de un fútbol lleno de gerentes de empresas, financieras y factorings. Estamos repletos de hombres de traje, cuello y corbata y escasean las personas que sepan lo que significan los clubes, su historia y su gente. Que sea más importante la gloria de un club que la cantidad de dinero que le puedan sacar.
Es triste ver como todas estas malas decisiones, malas prácticas y desinterés real, por parte de quienes llevan las riendas de las instituciones nacionales, en hacer crecer nuestro fútbol, desemboca en que cada vez más niños prefieran las camisetas de los clubes más importantes de Europa antes que la de un club nacional. Es triste pero no extraño, se entiende perfecto cuando nos damos cuenta que es más fácil ver la Premier, La Liga, el Calcio o hasta la Ligue 1 que los partidos de nuestro propio campeonato. En Chile se ha sacado a la gente de los estadios para sentarlas frente a la televisión, a pagar. Y claro, si te dan un mal servicio en el estadio no es descabellado que las personas prefieran la comodidad de su sofá.
Hasta la selección nacional se transformó en un privilegio de las personas con mayores ingresos, el beneficio para unos pocos. Las camisetas van entre los 40.000 y 60.000 pesos y qué decir de las entradas a los partidos. Simplemente fuera del alcance del hincha promedio. Aun así, La Roja sigue siendo la luz al final del túnel. Una camada extraordinaria de jugadores que nos tiene en las primeras páginas del orbe y que es respetada en cada cancha que juega. Lamentablemente, por el casi nulo trabajo de inferiores, hasta esta alegría parece tener fecha de expiración.
Solo nos queda confiar en el fútbol mismo, en que mantendrá las alegrías a nivel selección y las devolverá a las canchas criollas. Porque eso es lo lindo de este deporte, hasta en los peores momentos te da la chance de poder tener una sonrisa, de tener una revancha.