Marco Reus ha comunicado este viernes que dejará el Borussia Dortmund tras 12 años en el club. Futbolista criado en la cantera aurinegra, fue fichado por el Borussia M’Gladbach en 2009 por 1 millón de euros. Tras 3 temporadas de travesuras y excelencias varias con ‘los potros’, el Dortmund lo ‘repatrió’ por 17 millones. Desde 2012 hasta ahora son 12 temporadas de militancia activa, amor y devoción por unos colores. Muchos goles (168), asistencias (128) y demasiadas lesiones. Una carrera marcada por los infortunios, ‘los casi’ y el vivir ‘a la sombra de’.
Se fue Lewandowski y él se quedó. Se fue Gündoğan y él se quedó. Se fue Götze y él se quedó. Se fue Aubameyang y él se quedó. Se fue Haaland y él se quedó. Se fue Bellingham y él se quedó. Quedarse como forma de vida. El ser y el estar mezclándose, como el verbo ‘to be’. Lealtad en tiempos de cólera. Oda al sentido de pertenencia.
Reus tiene solo 2 Copas y 3 Supercopas en su palmarés. Poco metal para tanto talento. Debió ser Campeón del Mundo en 2014 pero una lesión lo apeó de la convocatoria. Debió ser campeón de la Champions en 2013, pero Arjen Robben tenía otros planes. Debió ser campeón de la Bundesliga en 2023, pero el Bayern encarnó nuevamente ese rol de villano que tan bien ejerce. Demasiados debes.
No entraba en ningún guion racional que ‘Woody’ salga Campeón de la Champions en este 2024, pero las deudas en algún momento deben saldarse, y a Marco hace tiempo que el fútbol le sale a devolver. El momento es ahora. Sería el mejor epílogo a su etapa en Dortmund. Un fogonazo de justicia poética que nos reconcilie, aunque sea mínimamente, con el maldito fútbol moderno.
