Jorge Martín, «Martinator», tiene en su apellido la palabra ‘mar’, y eso es lo que tendrá que remar para seguir soñando. La orilla se ve, y es que sólo le queda Valencia, una tierra que ya conquistó en dos ocasiones: la primera vez en 2017, cuando corría en Moto3 y la segunda, en 2020, en Moto2.
El sueño es posible, existe una posibilidad real. Sin embargo, es un objetivo complicado. Son 21 puntos los que separan al madrileño de Pecco Bagnaia y, a su vez, veintidós puntos es la distancia que le aleja de su primer campeonato del mundo de MotoGP. Aun así, la palabra ‘rendición’ no cabe en su vocabulario. Tratar de ser campeón es levantarse y pelear cuando más cuesta arriba están las cosas.
Lo que pudo ser un domingo de alegría se convirtió en el más amargo de todo noviembre. El piloto español ganaba la carrera sprint el sábado con una exhibición de auténtico campeón y recortaba siete puntos a Bagnaia. Con esta, ya eran ocho victorias de Jorge Martín en las carreras al sprint. Sin embargo, todas las buenas sensaciones del sábado se esfumaron al día siguiente.
Partía desde la quinta posición y desgraciadamente para Martín, su carrera se vio perjudicada por un neumático trasero defectuoso. Tuvo problemas durante toda una carrera en la que terminó décimo; mientras que su rival se lanzó directo a por la victoria. Fue Di Giannantonio quien evitó que Bagnaia subiera a lo más alto del podio.
Tras terminar la carrera, Martín afirmaba que se sintió muy frustrado y que “el Mundial de MotoGP no puede decidirse por una goma que no funciona”. Sin embargo, el pasado, pasado está. Ahora sólo le queda Valencia, sólo puede remar. La situación es complicada, es evidente, pero no es imposible. El próximo fin de semana, Jorge Martín tratará de dar un golpe sobre la mesa.