Tras la victoria en el Clásico (3-1), el Real Madrid es líder en solitario y le saca 3 puntos al Barça. Es una distancia muy pequeña habiéndose disputado tan solo 9 jornadas… y que no plasma la diferencia que existe entre ambos equipos. La Liga premia la regularidad, pero en el cuerpo a cuerpo ahora mismo no hay color. O, mejor dicho, solo hay uno: el blanco.
Esta diferencia empieza por la situación, más que de los equipos, de los clubes y de los proyectos. El Real Madrid viene de ganar con mucha autoridad la Liga y de proclamarse campeón de Europa de la manera más épica posible. Es muy significativo lo poco que duró la decepción que supuso ‘no’ de Mbappé, el jugador por el que el club blanco condicionó su política deportiva. De hecho, incluso se ve como algo positivo porque el francés le habría quitado protagonismo a Vinícius o habría frenado la explosión de Rodrygo.
Mientras tanto, el Barça vive ahogado por sus prisas. El club viene de una temporada en blanco y este verano ha vendido patrimonio para reforzar el equipo en una apuesta que se sostiene si hay buenos resultados. Pues bien, la realidad es que estamos a mediados de octubre y el Barça está virtualmente eliminado de la Champions League y, pese a la gran inversión que se ha hecho en fichajes, sigue en un punto muy parecido al que estaba cuando Xavi cogió el equipo. Existe un abismo económico y deportivo entre merengues y culés que se refleja en el campo.
En el Real Madrid todo es determinación, confianza y resiliencia en los malos momentos. En el Barça predominan una ansiedad y unas dudas que le convierten en un equipo que cae a la lona cuando recibe un golpe. Los de Ancelotti han ganado este Clásico sin despeinarse pese a sus dudas en defensa. Esto se explica por dos motivos. El primero es que el Barça no castiga y el gol depende de Lewandowski. Los minutos que tuvo Ansu Fati en el Bernabéu transmitieron más amenaza que los de Dembélé y Raphinha juntos en los últimos encuentros. El equipo está perdido. Ha pasado de precipitarse en los ataques y acumular muchas pérdidas contra el Inter a ser un equipo plomizo ante el Real Madrid.
El otro motivo que explica la superioridad y la suficiencia de los blancos en este Clásico es el nivel de sus jugadores. La diferencia de contundencia en las áreas es evidente y se ha plasmado en las actuaciones de Militao y Eric García. El brasileño estuvo imperial y el español volvió a fallar. Lo de Benzema no es nada nuevo, pero el disparo de Valverde ya es letal y contrastó con muchos ataques del Barça que, incluso pintando bien, terminaban en nada. Unos dudan, los otros no. Y lo grave para los azulgranas es que esta diferencia en las áreas fue evidente en un día en el que el centro del campo del Real Madrid fue decisivo.
La diferencia de calidad y confianza está en todas las líneas. También en el banquillo. Mientras que Ancelotti sigue potenciando el talento que tiene entre manos y manteniendo al club como una balsa de aceite, el plan de Xavi no termina de arrancar un año después de su llegada y, al menos en la afición, empieza a haber dudas en torno a su figura al ver que el equipo no ha crecido pese a los refuerzos. Solo hay 3 puntos entre Real Madrid y Barça, pero este Clásico ha dejado claro que la distancia que separa a ambos clubes es mucho mayor.
Foto de cabecera: @RealMadrid (Twitter)