En Inglaterra se están acostumbrando ya: los mismos equipos descienden y suben sin problemas. El Bournemouth, que hace no mucho bajó a la segunda categoría, ha vuelto a la élite. El gol del ascenso lo consiguió uno de los arietes más carismáticos de la competición: Kieffer Roberto Francisco Moore. El galés, que enamoró en la Eurocopa a los más puristas, no había tenido una temporada sencilla. Sin embargo, su gol ante el Nottingham Forest en una jugada muy extraña quedará para la historia.
El choque de ayer en el Vitality Stadium era una final: ambos cuadros estaban separados solo por 3 puntos y con una diferencia similar. El encuentro no defraudó. «Nunca quise que el choque fuera emocional, sentí que si lo convertíamos en un duelo emocional le vendría bien al Forest. Era más fácil decirlo que hacerlo y nos arrastraron a eso, se convirtió en un partido de baloncesto sin orden. Si hubiéramos mostrado el mismo rendimiento en la segunda mitad, solo habría habido un ganador. Hemos merecido ganar. Estoy muy emocionado«, aseguró el mítico Scott Parker, técnico de los cherries.
Además, la emoción fue doble ya que en las gradas estuvo David Brooks. El galés acababa de anunciar que ha superado el cáncer que le ha tenido muchos meses fuera del verde. El año que viene, si consigue recuperar la forma, jugará la Premier League.
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