Quién nos iba a decir hace tan solo un puñado de meses que Álex Moreno iba a ser uno de los futbolistas más decisivos, más determinantes, más importantes e imprescindibles para el buen funcionamiento colectivo del Betis. Pero por eso amamos este deporte, por eso entre otras muchas razones, por la capacidad tan inmensa e impresionante que tiene para cerrarnos la boca.
El dato es contundente. Álex Moreno es ahora mismo el defensa más goleador de las cinco grandes ligas y, como laterales puros, solo Trent Alexander-Arnold, Andy Robertson, Hamari Traoré y Theo Hernández superan al catalán en la suma de goles y asistencias (5 + 3). Una producción directa que, además, va mucho más allá de lo esperable a nivel estadístico (2.8xG + 1.9xA), lo que muestra y demuestra que el número 15 verdiblanco es capaz de sacar mucho más rédito a sus últimos toques del que cabría esperar de media en esas mismas situaciones.
Ha sido un mes de competición y un total de cinco partidos los que se ha perdido Álex Moreno por lesión antes de su regreso triunfal ante Osasuna. Un tramo en el que los de Pellegrini solo consiguieron ganar un partido y por 1-0. Un tramo en el que al Betis le costó muchísimo ser profundo a través de su lado débil, darle sentido a la capacidad de pase largo de Bravo o de Bartra, contar con desborde individual y sacar a relucir velocidad y colmillo a base de desmarques de ruptura repetidos con los que atacar línea de fondo y área en el segundo palo.
Álex Moreno no representa únicamente el cuchillo más afilado del sistema de Pellegrini, sino que es un potenciador de toda la estructura ofensiva bética, es su catalizador, su finalidad, y se ha demostrado precisamente cuando no estaba, cuando realmente se comprueba el peso de un futbolista en el entramado y el funcionamiento táctico de un equipo, el valor de su presencia en los automatismos del equipo, en la forma de construir sus ataques, en su juego, en definitiva.
El Betis construye sus ataques más elaborados claramente por el costado derecho. De hecho, solo en muy raras ocasiones sale desde atrás a través de su lateral izquierdo. El objetivo principal en circunstancias ideales no es otro que el de juntar en el perfil derecho, ya en campo rival, a Fekir y a Canales y que las combinaciones en corto entre ambos, la amenaza constante que supone su desequilibrio y el pasillo que su presencia otorga al lateral contiguo permite arrastrar el bloque rival hacia esa parte del campo y se libere casi totalmente la banda contraria.
Este tipo de movimientos y esta aglutinación de los efectivos de mayor calidad técnica en la misma zona del campo también buscan y al mismo tiempo posibilitan que Juanmi, cuando su equipo tiene el balón, no esté prácticamente nunca en su posición teórica de extremo izquierdo, sino que pulule por el carril central a la espera de tirar un desmarque marca de la casa hacia el corazón del área y esté constantemente pendiente de oler el peligro para lanzarse al remate.
Un caldo de cultivo ideal para que Álex Moreno pase a ser la estación final de los ataques del Betis, el elemento que puede recibir el penúltimo pase con más espacio, más ventaja y más cerca de la portería un mayor número de veces. La pieza de toda la plantilla que, para darle aún más sentido a la construcción ofensiva tipo de Pellegrini, tiene un talento más destacado para dañar al rival llegando a zona de remate o de pase de gol sin estar, sin ser esperado ni detectado.
Por otra parte, más allá de la mejoría tan patente que ha tenido en su toma de decisiones en esa última instancia de la maniobra ofensiva, el exfutbolista del Rayo Vallecano ha dado un paso adelante notorio en cuestiones como las correcciones defensivas, el cierre del segundo palo, los 1vs1 defensivos y también en su concentración sin balón, una de sus lagunas clásicas. Todo ello, claro, gracias a un Pellegrini que tiene la magnífica capacidad de exaltar las virtudes de todos sus jugadores e, incluso en mayor medida, la de maquillar sus carencias más conflictivas.
Un mes después, ha vuelto como se fue: on fire, generando ventaja tras ventaja en el tercio final, produciendo ocasiones con una alta conversión, de forma muy destacada, regular y constante y siendo una fuente de peligro permanente. La última parada de la línea en un ataque predilecto de su equipo. La meta antes de la verdadera meta del gol. Y ha vuelto justo a tiempo. A dos semanas de que el Betis juegue una final por primera vez en 17 años. Una final en la que, si el Betis logra imponer su juego habitual, Álex Moreno tendrá mucho por decir y por decidir.
Imagen de cabecera: Álex Moreno
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