Fue futbolista de gran nivel, es entrenador, comentarista y también es músico. Charlar una hora con Álvaro Benito es sinónimo de aprender. Lo hicimos en nuestro canal de Twitch y lo disfrutamos como niños porque con él puedes empezar hablando sobre Pignoise y acabar comentando la salida de balón del Real Madrid. El salmantino, como dirían los clásicos, puede coserte un huevo y freírte un alfiler.
“Después de la primera operación mi carrera ya poco se pudo reconducir”. Benito fue un futbolista que destacó desde muy pequeño pero que no pudo tener una trayectoria importante por culpa de las lesiones. Tras salir de la cantera del Ávila ya tuvo diferentes ofertas de las entidades más grandes del panorama español. Se decidió por su Real Madrid donde coincidió con el sempiterno Jorge Valdano, que le pedía “tirar un caño” en sus primeras acciones en el Santiago Bernabéu. Fue en Chamartín donde comenzó a hacerse muy fuerte mentalmente hasta convertirse en la persona que es. Allí empezó a ver que su rodilla no estaba bien y acabó dejando el balompié a los 25 años. Es un ejemplo perfecto para muchos jugadores jóvenes que creen que su carrera, por su tremendo nivel, será larga y satisfactoria.
Benito, que reconoce que “no esperaba el cariño unánime de la gente con sus comentarios”, narra los encuentros con una pareja irrepetible: Carlos Martínez y Julio Maldonado. “Nunca he sentido que sustituyera a Robinson porque es insustituible. Lo cierto es que jamás he sentido la presión en Movistar, seguramente porque estoy acostumbrado a jugar en el Bernabéu ante 80000 personas. Y cuando estoy en las retransmisiones intento explicar las cosas como se lo explicaba a los jugadores. De hecho, al futbolista se lo tienes que dar todo masticado porque tampoco te escucha tanto. Tienes que ser concreto, directo y que te entienda bien».
P: Algunos comunicadores dicen que el Chiringuito no es periodismo. ¿Estás de acuerdo?
R: “No estoy de acuerdo. Creo que el fútbol da para muchos tipos de periodismo y no todo el mundo puede consumir el mismo producto. Estaría bien que no diéramos lecciones de lo que hay que ver. Gracias a Josep Pedrerol, que le estuve dando largas durante meses, me puse a hablar de fútbol y me di cuenta de que la llama seguía latente. Vi que mi pasión seguía igual y entonces empecé a sacarme la titulación de entrenador. Allí siempre han respetado mi manera de ver este deporte y me han tratado genial. En esta vida no puedes ser extremista”.
Pese a que el fútbol es el denominador común entre el periodismo y los banquillos asegura que “estar en el césped entrenando tiene que ver poca cosa con comentar. Hace cuatro años creía que iba a ser mi camino, pero así es la vida. En cuanto empecé a dejar de entrenar al Madrid me salió la oportunidad de comentar en Movistar. Aunque si llega algo importante lo cogeré. Hace unos meses recibí una oferta importante de Segunda División, pero no me convenció porque quiero empezar desde la pretemporada a entrenar a un equipo”.
P: ¿Crees que se debería empezar a pedir a los entrenadores formativos a que los más pequeños arriesguen?
«El problema es que estos quieren ganar para seguir progresando. Los entrenadores de fútbol formativo no deben darle ninguna importancia al resultado. La táctica se aprende fácil, lo difícil es controlar bien perfilado o acertar pases yendo en velocidad. Los entrenadores quieren ganar y al jugador no le dejan arriesgar. Se debería potenciar el juego libre y que el propio niño encuentre las soluciones”.
Explicó, también, su idea de fútbol perfecto: “No tengo un sistema. Me gustan los equipos que defiendan hacia adelante, que sean verticales y que tengan una circulación muy ágil. Me encanta entrenar todo lo que puede ocurrir en el encuentro. Suelo preparar cómo el rival nos va a plantear el partido. He ido cambiando en función de las plantillas que quería”.
Imagen de cabecera: Álvaro Benito