Es imposible alcanzar la cima sin sufrimiento. No es algo que me atreva a afirmar a la ligera, basta con echar un vistazo a las trayectorias deportivas más laureadas de la historia, para darnos cuenta de que todas han padecido episodios de una dureza física y emocional realmente devastadoras. Hechos que, más allá de suponer gigantescas piedras en el camino para quienes los han padecido, otorgan más valor si cabe al posterior éxito cosechado. Y es ahí donde la mente juega un papel fundamental. Podrás tener músculos de acero, una calidad sobrenatural y todas las características necesarias para destacar en una disciplina concreta, pero si tu cabeza no tira de ti en los momentos complicados, lo anterior no te servirá de nada.
Por desgracia, a lo largo de las últimas temporadas, la Primera Iberdrola nos está sirviendo de ejemplo en cuanto a sufrimiento se refiere. La plaga de roturas de LCA sigue campando a sus anchas, desbocada, igual que el año pasado y el anterior. Una lesión que suele generar tantos problemas físicos como inseguridades a nivel psicológico. Una rotura de ligamentos cruzados te obliga a pasar por el quirófano, a frenar en seco tu carrera durante meses, y el fantasma de la recaída siempre estará presente en mayor o menor medida en el subconsciente. De ahí que la fortaleza psicológica de cada uno resulte un factor vital en la recuperación, para poder dejar atrás todo el dolor y poder seguir persiguiendo la gloria.
Rosa Márquez, la talentosa centrocampista del Real Betis, es una de las últimas futbolistas que por desgracia ha tenido que lidiar con esta situación. La de Mairena del Aljarafe se lesionó en el duelo ante el FC Barcelona correspondiente a la segunda jornada de campeonato. Manos a la rodilla, muestras de dolor y pesimismo generalizado entre los allí asistentes. Y también entre todos los que seguimos este deporte, porque por desgracia hemos aprendido a diferenciar rápidamente una lesión rutinaria de otra de suma gravedad.
Y es que romperse los ligamentos resulta algo trágico en cualquiera de los casos, pero si afecta a una futbolista joven que está llevando a cabo una progresión notable, todavía duele más. A pesar de su juventud, Rosa se ha convertido ya en pieza imprescindible en el centro del campo verdiblanco. De hecho, es mucho más que eso. Es sin duda la futbolista diferencial, la que juega a otra cosa, aquella que enlaza con pasmosa facilidad defensa con ataque, a través de conducciones verticales a alta velocidad en las que el balón apenas se despega de sus botas.
Con su baja el Betis pierde mucho fuelle en la medular. Los balones a Rosa eran un recurso fácil cuando el rival apretaba, una opción a riesgo cero, dado la facilidad de la centrocampista verdiblanca para retener la posesión. Y es que con su juego Rosa demuestra que dos facetas como la veteranía y la juventud pueden convivir en una misma futbolista. Apenas supera la veintena de edad, pero esta es su sexta temporada en la máxima categoría de nuestro fútbol femenino, las mismas que suma el cuadro bético en la élite.
Parece que fue ayer cuando María Pry decidió darle la alternativa a una joven de tan solo 15 años en un partido de segunda división ante el filial del Sporting Huelva. Rosita no desaprovechó la oportunidad, anotando un doblete ante el cuadro onubense y demostrando que poco a poco podía hacerse un lugar en un Betis que aquel mismo curso consiguió el ascenso a Primera Iberdrola. Desde entonces y hasta día de hoy, hemos sido testigos de la progresión meteórica de la menuda futbolista sevillana. Primero apareciendo con asiduidad en los onces de su equipo, para más tarde volverse ya pieza imprescindible.
La guinda a este meritorio crecimiento le llegó este pasado mes de junio, debutando con la selección española absoluta en un duelo ante Dinamarca. Rosa ha sido siempre una habitual en las convocatorias de las categorías inferiores de la selección, hasta el punto de coronarse campeona en el Europeo sub19 disputado en 2018 en Suiza, pero el debut con el combinado de Jorge Vilda pudo suponer el punto álgido de su carrera deportiva hasta la fecha.
Pero ahora toca parar. Es momento para que la fortaleza psicológica prevalezca sobre la física, y así, durante algunos meses, la mente se encargue de gestionar los escenarios que una lesión de larga duración puede generar. Rosa Márquez estará alejada de los terrenos de juego prácticamente toda la temporada, en lo que supone un duro golpe para la afición bética y también para los que la hemos visto crecer sobre el césped. No obstante, la joven futbolista andaluza tiene infinidad de espejos en los que mirarse, jugadoras que han pasado por su misma situación y que ahora, plenamente recuperadas, vuelven a deleitarnos rindiendo al más alto nivel.
Rosa Márquez se rompió el ligamento cruzado de la rodilla el 11 de septiembre. Desde entonces hemos empezado a descontar días en el calendario, como aquel que espera con ansia una fecha concreta. Una cuenta atrás que abandonaremos en el momento en que vuelva a vestirse de corto. Ánimo Rosita. El dolor pasará. Queda un día menos para la gloria.
Imagen de cabecera: Real Betis Féminas
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